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miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿Caminar sobre las aguas o la locura de ser católico?

Escrito por Adolfo Orozco Torres
Tomado de: www.golgotaonline.com


¿Se puede ser católico practicante en el mundo actual? ¿Convencido de la fundación divina de la Iglesia y de la asistencia del Espíritu Santo sobre ella, hasta el fin de los tiempos? ¿Puede uno amar a cada uno de los conductores que circulan alrededor nuestro en medio del caos vial de la ciudad? ¿O puede uno amar a su enemigo en el trabajo y poner la otra mejilla? ¿Es uno capaz de responder al mal con el bien?

La lectura de un libro hace años (creo que fue “La Agonía de un Mundo” del P. Gallegos Rocafull) me hizo reflexionar en que para vivir como creyente en el mundo actual (y en realidad en cualquier época de la historia) era necesario poder caminar sobre el agua. Recordemos esa escena cuando en medio del mar Cristo se acerca caminando sobre el agua a la barca zarandeada por el viento donde iban Pedro y otros discípulos (Mt 14 24-31). Al verlo venir, los discípulos se asustan y piensan estar viendo a un fantasma. “27Pero al instante les habló Jesús diciendo: ‘¡Ánimo!, que soy yo; no temáis.’ 28Pedro le respondió: ‘Señor, si eres tu, mándame ir donde ti sobre las aguas’, 29‘¡Ven!’, le dijo. Bajó Pedro de la Barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. 30Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y. como comenzara a hundirse gritó: ‘¡Señor: Sálvame!’ 31Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En múltiples ocasiones se ha comparado a la Iglesia con una barca, “La Barca de Pedro” la cual ha sido zarandeada frecuentemente y estorbada en su misión de salvación. Simplemente recordemos lo que está sucediendo actualmente en China, en los países musulmanes y en diversas partes del mundo donde los Obispos, sacerdotes y fieles son perseguidos y asesinados por defender o manifestar su fe. Además, los valores fundamentales están siendo pisoteados con la confabulación internacional para promover el aborto, la eutanasia y la eugenesia. El pretendido intento de algunos científicos en ‘ser como dioses’ manipulando la información genética para intentar producir auténticos monstruos, parte hombre, parte animal, etc.

Sin embargo, donde verdaderamente está el peligro, es en el mundo de comodidades y materialismo en que nos encontramos sumergidos todo el día. En nuestro hogar, en nuestro trabajo, en nuestras diversiones. Prácticamente todo el ambiente en que nos movemos nos conduce a la molicie espiritual. Vivimos muy cómodos, tenemos televisión por cable, podemos comunicarnos instantáneamente con los celulares, tenemos acceso a casi cualquier tipo de información a través de INTERNET. Nuestros coches nos dicen ahora por donde conducir para llegar mas rápido a nuestro destino. Hay un sinnúmero de electrodomésticos que facilitan las labores domesticas. La mujer se ha liberado de las faenas del hogar y ahora puede dedicarse a estudiar, a trabajar o a sus diversiones. El sexo se ha identificado con el placer, y el placer sin consecuencias y sin responsabilidad. En estas condiciones, el matrimonio sacramental, la familia, la casa y los hijos se vuelven un estorbo, un obstáculo para la ‘realización humana’ de la mujer y del hombre, Al fin nos acercamos a la ‘libertad’ para hacer lo que nos plazca (como si en eso consistiera la libertad).

En estas condiciones ¿no es una locura ser cristiano? Ser honrado en el trabajo ¿no es locura? Creer en la virginidad masculina y femenina antes del matrimonio, ¿no es locura?. Ser cortés al conducir y ceder el paso a los peatones y a los otros automovilistas, ¿no es locura? Ir a misa completa los domingos y rezar el rosario todos los días, ¿No es una pérdida de tiempo? Acaso no hay cosas mejores como ver el fútbol, irse de día de campo o simplemente quedarse en casa flojeando, ¿no es mejor que dedicarle un tiempo a leer un pasaje de la Biblia?
Los domingos hay tantas cosas interesantes en la televisión: fútbol, béisbol, conciertos, series policiacas, películas. Hay tantos discos compactos sin escuchar, tantas películas sin ver, tantos periódicos o libros sin terminar de leer. Cuantas cosas sin arreglarle al coche en la semana, o cuantos amigos sin visitar para tomar una cerveza desde hace tiempo, ¿Por qué perder el tiempo en cosas espirituales, teniendo tantas cosas interesantes y divertidas por hacer.?

Vivimos en una sociedad que nos hunde con una fuerza gravitacional muy difícil de resistir. Muchos se dejan hundir simplemente y terminan ahogados espiritualmente por estos enemigos del hombre: el mundo, el demonio y la carne. ¿Cómo podemos combatir a estos enemigos? ¿Cómo podemos evitar el hundirnos en estas aguas turbulentas en que tenemos que vivir?.

Jesús ES la respuesta y Jesús mismo nos responde, oigámoslo hablarle a Pedro, pero entendámoslo nosotros: HOMBRE DE POCA FE, ¿Por qué DUDAS? ¿No tenemos a nuestro alcance a María la Madre de todos los que sufren? ¿Que nos dijo María a todos los seres humanos a través de San Juan Diego?: “¿NO ESTOY YO AQUÍ, QUE SOY TU MADRE?, ¿NO ESTÁS POR VENTURA EN MI REGAZO, EN EL HUECO DE MIS MANOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?

Es fundamental para nosotros creer en Cristo, pero es más importante VIVIR con Cristo. “No todo el que me dice ¡Señor!, ¡Señor! entrará en el Reino de los cielos” Para vivir como discípulos de Cristo hay que poder caminar sobre las aguas, es tan fácil dejarse llevar por la fuerza de las comodidades y hundirse en las aguas de la mediocridad y del materialismo, que para no hundirse hay que tener fe, pero una fe fuerte, profunda, a prueba de vientos placenteros y de tempestades mediáticas. La fuerza de nuestra Fe no está en los cimientos terrestres sino en estar colgados del cielo. Mientras tengamos Fe en que nuestra vida espiritual, familiar, profesional y social no depende sobre que estamos parados –que tenemos abajo- sino de quién estamos colgados –de Jesús y de María, que están en el cielo- ya podrán quitarnos el sustento y la base. Seguiremos colgados de aquel que no miente, de aquel que “Tiene palabras de Vida Eterna”.

En los primeros tiempos en Roma, ¿No decían de los cristianos que estaban locos? ¿Cómo es posible que crean que el esclavo vale lo mismo que el amo? ¿Cómo pueden decir que la mujer tiene los mismos derechos del hombre? ¿Cómo pueden querer más a un Dios –ellos tenían muchos, uno para cada ocasión- que a su propia vida? ¿Cómo pueden importarles más los demás, los que sufren, que ellos mismos?

Sí, para ser cristiano, hay que estar loco, pero loco de amor por Cristo, por María y por nuestros semejantes. Hay que estar loco para ceder el asiento en el autobús y el paso al otro coche en la calle. Hay que estar loco para no intrigar en el trabajo para conseguir un ascenso, o para devolver el cambio que nos han dado de más en el supermercado o en la tienda de la esquina. Hay que estar loco para perder el tiempo los domingos en participar en la misa completa, en confesarse y en comulgar. hay que estar loco para perder el tiempo rezando el rosario todos los días y encomendándose a Dios y a la Virgen en la mañana y en la noche.
Sí, hay que estar loco. Bendita locura que nos permite no hundirnos y poder caminar sobre las aguas, pero no por nuestro mérito, no sólo por nuestra fe, sino por que vamos, como Pedro (BenedictoXVI) llevados de la mano por Jesús, que es CAMINO, VERDAD Y VIDA.

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