un reto constante para el cristiano-católico.
Por Marco A Di Rupo B
«Estad siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Ped 3,15).
Con estas palabras exhortaba San Pedro a los primeros cristianos y los animaba a no quedarse callados frente a los expositores del paganismo o ante quienes les preguntaran por los motivos de su conversión. Palabras que a pesar de su antigüedad son siempre actuales a la hora de cuestionarnos como cristianos. ¿Somos capaces de dar razón de nuestra esperanza, en un mundo hostil a Cristo, neopagano y secularizado? ¿Podemos demostrar con respuestas convincentes y bien estructuradas a nuestros hermanos separados, la supremacía de la fe cristiano-católica? ¿Sabemos como refutar los argumentos anticatólicos? Lamentablemente tenemos que reconocer que con mucha frecuencia no tenemos ni la más mínima preparación para dar esa “razón”. De ahí que el adquirir una formación doctrinal sólida y profunda en las verdades de la fe y de la moral católicas, aunada a un cierto nivel de oración, sea de suma importancia para todo fiel, y más aún, para aquellos laicos comprometidos que son padres de familia, educadores, catequistas y sobre todo, para aquellos que ocupan cargos directivos o de liderazgo en movimientos apostólicos o en instituciones eclesiales. Frente al subjetivismo religioso, al ateismo práctico, a la decadencia moral, a la cultura de la muerte y la agresividad de las sectas de origen evangélico, el católico practicante debe estar preparado adecuadamente para exponer de manera categórica y trasmitir con propiedad, la verdad que sostiene en relación a cualquier tema que se le presente, por controversial que este sea.
Preguntémonos sinceramente si conocemos la postura de la iglesia sobre cuestiones tales como: el celibato sacerdotal o el sacerdocio femenino, la indisolubilidad del matrimonio, el aborto, la eutanasia, la anticoncepción, las uniones homosexuales, la política, la justicia social, el marxismo, el socialismo, el comunismo etc. Preguntémonos ya en el campo doctrinal, si tenemos conocimientos precisos sobre la historicidad de los evangelios, la divinidad de Jesús, la necesidad de la Iglesia para la salvación, la doctrina sobre los sacramentos, la liturgia, la apologética católica etc. Por lo general el común de los católicos desconocemos por completo estos temas, y como consecuencia de esto podemos observar que en muchos la fe se enfría, y no en pocos casos, se abandona la única Iglesia de Cristo, cayendo en un ateismo practico o se dejará arrastrar a alguna de las sectas que invaden nuestro país y nuestra ciudad, llevados por el emocionalismo o el carisma de tal o cual “predicador”, y por las locuras que expone, a las que le da el barniz de doctrina “divinamente inspirada”.
Un católico ignorante tarde o temprano será un seguro protestante. Un católico ignorante, frío o pusilánime, tarde o temprano será un ateo o un indiferente, o peor aún, actuará como “quinta columna” al interior de la Iglesia esparciendo y contaminando con sus errores a otros fieles, esto último lo hemos apreciado con preocupación en algunos movimientos apostólicos, especialmente en la Renovación Carismática, que no por mala fe sino por ignorancia de sus lideres, se han dejado confundir por errores típicamente protestantes como lo son entre otros: el fundamentalismo bíblico, (tomar al pie de la letra la Biblia sin ninguna norma de interpretación), el anti-intelectualismo y el pietismo, (suponer que basta la piedad, la alabanza o la oración y no hace falta instrucción en la fe), el iluminismo, (asumir que somos iluminados y guiados solo de lo alto, negando y no aceptando en la práctica el Magisterio de la Iglesia), la teología de la prosperidad, (que enseña que todos los cristianos deben ser ricos, y quien no tiene dinero es porque no tiene fe, no diezma, no ha pactado o ha sido victima de maldiciones o demonios) etc. El vehiculo principal que propaga estos errores entre los católicos de Valle de la Pascua son los medios evangélicos Enlace TV y sus estaciones de radio que me atrevo a asegurar, tienen mas audiencia entre los católicos que entre los mismos evangélicos. Los espacios donde la Iglesia no llega y los laicos nonos atrevamos a ir serán copados fatalmente por las sectas.
La fe que no se conoce; ni se ama ni se defiende. La carencia de formación debida a la negligencia personal, a la flojera, no se remedia con nada, ni siquiera con la buena voluntad. «La mies es mucha y los trabajadores pocos» (Lc 10,2). La iglesia necesita trabajadores santos y aptos que den testimonio de Cristo en la cultura y los medios de comunicación social, en la economía y la política, en la educación, en el arte, el deporte, y que conozcan los contenidos fundamentales de la doctrina católica: lo que la iglesia dice y enseña en nombre de Cristo y porque lo dice y porque lo enseña. La preparación doctrinal del católico debe ser sólida, profunda, amplia y constante, tenemos que descubrir mediante el estudio y la oración, el valor inmenso de nuestra fe, para amarla y convencernos de su bondad, vivirla y convencer así a los demás. Nuestra formación en la fe debe equipararse a la formación profesional o técnica que poseamos. No podemos conformarnos con lo que aprendimos de niños en la catequesis de Primera Comunión, ya como adultos lo debemos ser también en la fe conociendo las razones que la avalan y reservando algo de tiempo para su estudio.
Los medios para la formación están: las Biblias católicas con sus comentarios, el Catecismo de la Iglesia Católica o su Compendio, los documentos del Magisterio, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, los libros de espiritualidad o formación cristiano-católica, más de 2000 sitios Web en Internet de alto contenido formativo etc. A nivel de nuestra ciudad tenemos, la Escuela Diocesana de Teología que funciona en el Centro Parroquial Mambré, las columnas (sábado y domingo) en el diario La Jornada, el programa radial La Voz de la Catedral los sábados de 8.am a 9.am en la estación Popular 106 FM, talleres formativos dirigidos a grupos específicos y otros a publico en general, los canales de TV EWTN y TV Familia, presentes en el sistema cable Teivenca y en Direct TV etc. Con todos estos medios no hay excusa para no crecer en el conocimiento de nuestra fe, a no ser la pereza o la soberbia espiritual, que en definitiva no son más que expresión de la falta de amor a Dios y a su Única Iglesia.
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