Decálogo para el Adviento
1. Prepara bien el camino de tu vida. Que el Señor, cuando llegue, lo encuentre limpio de rencor.
2. Arregla bien el interior de tu corazón. Que el Señor, cuando nazca, pueda encontrase con un lugar confortable.
3. Acondiciona bien el interior de tu mente. Que el Señor, cuando se acerque a ti, no te encuentre confundido y pervertido.
4. Limpia bien tus ojos. Que el Señor, cuando venga, no te encuentre tan distraído con las cosas, que no te des cuenta de que ya ha llegado.
5. Conforma bien tu fe. Que el Señor, cuando te escuche, compruebe que su Palabra ha dejado algo positivo en ti.
6. Alimenta bien tu mesa. Que el Señor, cuando se siente, vea que la Eucaristía es algo imprescindible para tu vida.
7. Abre bien tus manos. Que el Señor, cuando llore, las encuentre abiertas para hacer el bien y para consolar.
8. Doblega bien tus rodillas. Que el Señor, cuando nazca, sienta que es importante para ti y, por lo tanto, le adores en espíritu y en verdad.
9. Modela bien tus sentimientos. Que el Señor, cuando te alcance, compruebe que has preparado con sobriedad y con ilusión su llegada.
10. Suelta bien tus pies. Que el Señor, cuando baje a Belén, cuente –además de con la presencia de los pastores- con tu oración, con tu amor, con tu fe y con tu esperanza.
¿Serás capaz de cumplir todo esto? ¡El Señor, tu fe, tu vida y tu Iglesia se lo merecen!
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