Por: Marco A Di Rupo B
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16,18
El 29 de junio los católicos celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo y en la liturgia de ese día podremos contemplar entre otros elementos, la estrecha amistad que hay entre Jesucristo y estos dos hombres a quien El eligió para realizar grandes obras en su nombre. Esta solemnidad festeja a Pedro y a Pablo como las dos columnas de la Iglesia, Pedro por ser el hombre elegido por Cristo para ser “la roca” de la Iglesia:
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,16)
y Pablo, por ser el Apóstol de los gentiles, el mismo que fue conquistado por Dios en el camino de Damasco y de perseguidor de la naciente Iglesia, se convirtió en propagador incansable de la fe cristiana, entregándose sin reservas a la causa del Evangelio. Pablo es el apóstol fogoso e incansable que recorre el mundo para anunciar la buena nueva de la salvación en Cristo Jesús. De Pedro y de Pablo podemos resaltar su estrecha amistad con Jesús. Los dos experimentaron el amor de Dios en la persona de Jesús y de esa experiencia que los marcó por el resto de sus vidas, nació una viva conciencia de su misión en la construcción del Reino.
Precisamente para celebrar los dos mil años del nacimiento de San Pablo, el Papa Benedicto XVI proclamó un Año Jubilar Paulino desde el mes de junio del año 2008 a junio del 2009, durante ese tiempo se dieron un conjunto de iniciativas eclesiales a nivel mundial como contribución para dar a conocer a los católicos y a los cristianos en general, quién es San Pablo, qué representa, lo qué ha hecho y lo que ha dicho. Fueron los temas fundamentales de ese año jubilar, el acercamiento a San Pablo y el reforzamiento del aspecto ecuménico que representa, esto, en aras de la unidad de los cristianos. Como de San Pablo tuvimos todo un año para reflexionar, vamos a tratar hoy sobre algunos aspectos de San Pedro, su persona y su misión.
¿Quién era Pedro? Su nombre era Simón Bar-Jona hijo de Jonás, era un rudo y sencillo pescador del lago de Genesaret, que vivía con su mujer y su suegra en la aldea de Betsaida en la región de Galilea. Pedro junto con su hermano Andrés discípulo de Juan el Bautista, y sus compañeros de trabajo Santiago el mayor y Juan el discípulo amado, se encontraron entre los primeros apóstoles de Cristo, quien le cambió su nombre por Pedro, Kefa en arameo o Cefas en griego, que quiere decir “piedra” o “roca” (Juan 1,40-42); invitándolo a ser desde entonces “pescador de hombres” (Lucas 5,10). Pedro siempre encabeza la lista de los doce amigos del Señor (Mateo 10,2; Marcos 3,16; Lucas 6,14; Hechos 1,13), él mismo se nombra como “siervo y apóstol de Jesucristo” (2Pedro 1,1) ”testigo de los sufrimientos de Cristo” (1Pedro 5,1) y aparece a veces como el portavoz de los apóstoles ( Mateo 18,21-22; Marcos 10,28),
¿Cómo consta que Jesucristo quiso conceder la Autoridad Suprema de la Iglesia al Apóstol San Pedro? Hay tres textos muy importantes en el Evangelio:
MATEO 16, 16-19: "Yo te digo a ti que eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves, del Reino de los Cielos y todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo, lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". (Este texto nos habla de la Promesa hecha por Jesús única y exclusivamente a Pedro).
LUCAS 22,32: "Tú confirma en la fe a tus hermanos" - (Es la función directiva en la fe, que Jesús confiere a Pedro).
JUAN 211 15-17: Jesús Resucitado le dice tres veces a San Pedro: "¿Me amas?"; Pedro responde tres veces: -"Sí, Señor, Tú sabes que te amo". Entonces Jesús, por tres veces, le ordena "Apacienta mis corderos, Apacienta mis Ovejas". (Es el encargo directo y explícito de Jesús a Pedro, para que esté al frente de la Iglesia.
¿Qué otros poderes le da Jesús a San Pedro?, los poderes que son comunes al resto de los Apóstoles: Predicar y Bautizar (Mateo 28, 19-20); Hacer milagros (Mateo 10,8); y Perdonar o retener los pecados (Juan 20,22-23).
Una de las doctrinas que más atacan nuestros hermanos separados (protestantes, “evangélicos” ¿cristianos?, sectarios, etc.) es la autoridad que Cristo dio a Pedro al fundar su Iglesia en él. Nosotros sabemos que Jesucristo es la verdadera Piedra Angular del Reino de Dios sobre la tierra. Pero sabemos también que mientras esperamos su glorioso retorno, no nos ha dejado sin pastor, y ese pastor es el Papa, sucesor legitimo de San Pedro cuya potestad es la de ser VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA. (Mateo 16,18-19) o sea, "Hacer las veces de Cristo", enseñando, gobernando, dirigiendo, animando y sirviendo a todos los fieles. Cristo ya murió, resucitó y subió al cielo, pero deja en su lugar aquí en la tierra al Papa, que tiene una especial asistencia del Espíritu Santo para poder cumplir con esta misión de representar a Cristo. El Papa es también el Obispo de Roma, porque es el sucesor de San Pedro, que fue Obispo de Roma y ahí murió como mártir de Jesucristo. Roma es la Diócesis más importante del mundo y ahí están los restos de San Pedro.
El Papa es INFALIBLE en materia de Fe y Costumbres cuando habla solemnemente ("Ex Cathedra") como jefe de la Iglesia Universal, porque el Espíritu Santo lo asiste de manera muy especial para que no cometa errores. Todo lo cual quiere decir que, por una gracia especial del Espíritu Santo, no puede enseñar doctrinas contrarias a la Doctrina de Cristo. Es la Cabeza visible de la Iglesia y tiene el "PRIMADO DE AUTORIDAD" entre todos los obispos. "Confirma en la fe a los hermanos Obispos". (Lucas 22»32). Es el jefe de la jerarquía Católica. Tiene la asistencia del Espíritu Santo para gobernar a la Iglesia.
El Papa es nuestro padre y pastor porque él cuida a todos los hijos de Dios, con cariño y con atenciones de verdadero Padre y vela por la santidad de todos. Por eso cariñosamente le llamamos también "SANTO PADRE". Quiera Dios, que todos los cristianos y especialmente los católicos lleguemos a entender al papado como un don precioso de Cristo a su Iglesia, lo amemos, lo sigamos y nos dejemos guiar por el.
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