KATOLICOSDELAPASCUA.BLOGSPOT.COM

KATOLICOSDELAPASCUA.BLOGSPOT.COM
EL PRIMER BLOG CATÓLICO DE VALLE DE LA PASCUA...







sábado, 31 de octubre de 2009


UNO Y TRINO



Por: Marco A Di Rupo B.


"La Trinidad es un misterio de amor. El amor es un darse mutuamente para formar un nosotros. En la Trinidad, las Tres Personas se funden por el amor, formando una sola naturaleza".  P.Jorge Loring


Una de las verdades fundamentales del cristianismo (dogma de fe en la Iglesia Católica) es que creemos en un Dios que es Uno y Trino, pues bien esta verdad es consecuentemente negada por la secta de los Testigos de Jehová. Según ellos, existe un solo Dios y en Dios hay tan sola una persona. Dicen que la Trinidad es un mito pagano al estilo egipcio. Osiris-Horus-Isis, o al estilo hindú, Brahama-Rudra-Vishnú. Sin embargo la Santísima Trinidad es una verdad perfectamente asentada en la Biblia como podemos apreciar:


"Bauticen en el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo" (Mt, 28,19).


"La gracia de Cristo Jesús el Señor, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes " (2 Cor. 13,14)


"Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.» (Mateo 3:16-17)


Jesús: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19).


La ocasión es propicia entonces para que reflexionemos un poco, sobre la más profunda y fundamental verdad de nuestra fe cristiana: que siendo Dios Uno, con una sola Naturaleza, hay en El, tres Personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es este un dogma de fe, definido por la Iglesia. El dogma de la Santísima Trinidad, es en esencia un misterio de fe, y como tal, solo desde la vivencia de la fe, puede ser abordado y aceptado como la doctrina central de nuestra religión. Lo dicho anteriormente, no implica que no podamos acercarnos un poco a tan magno misterio, aún con las luces ciertamente pobres y limitadas de nuestra razón, ya que para tal acercamiento, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia, iluminados por la Palabra de Dios y la acción del Espíritu Santo, serán nuestros guías y seguros maestros.


En la fe de la iglesia, la verdad revelada de la Santísima Trinidad, ha estado presente desde sus comienzos como raíz y fuente de los demás misterios de fe, es así como los primeros Concilios y el trabajo teológico de los Padres de la Iglesia, llevan progresivamente a la formulación del dogma Trinitario. Nosotros, siguiendo al Catecismo de la Iglesia Católica (C.I.C), usaremos el siguiente esquema: la Trinidad es una. En la Trinidad no hay tres dioses, ni se reparte una única Divinidad entre tres.


"No confesamos tres dioses, sino un solo Dios en tres personas" (C.I.C n.253)


"El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530).


Las personas divinas son realmente distintas entre si. Las tres divinas personas del Padre, Hijo y Espíritu Santo, no son modos de ser de Dios, ni "fuerzas" de Dios, ni "avatares" de Dios, son personas realmente distintas unas de otras.


"El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Cc. de Toledo XI, año 675: DS 530).


Lo que distingue y diferencia a las Personas no es su naturaleza (que es una y divina) sino su relación de origen.


"El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (C/c. Leerán IV, año 1215: DAS 804).


Por lo tanto la unidad que confesamos es Trina.


Las personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real a la que hicimos referencia mas arriba, se ofrece a la razón, como distinción por relación de referencia, es decir,


"En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (C/c. de Toledo XI, año 675: DAS 528).


Cada una de las Personas es una unidad trina.


"A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (C/c. de Florencia 1442: DAS 1331).


Veamos ahora: la obra de la Santísima Trinidad en la economía divina.

La creación entera tiene como principio a la Trinidad, en efecto, no hay tres principios en las cosas, sino un solo principio que obra comúnmente en y por las tres divinas Personas. En la Trinidad al igual que existe una sola naturaleza, existe una sola operación, es decir, un único y mismo obrar, sin oposición ni contradicción, no obstante cada persona de la Trinidad realiza esta obra única, según su particularidad personal.


"Uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, un solo el Señor Jesucristo por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas (Cc. de Constantinopla II: DS 421).


En los misterios de la Encarnación y del Don del Espíritu Santo, podemos apreciar con más claridad, las propiedades de las Personas Divinas.


La Trinidad en la vida del cristiano. La vida del cristiano debe tender de contínuo hacia la comunión constante con cada una de las personas de la Santísima Trinidad, sin separarlas nunca,


" El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn 6,44) y el Espíritu lo mueve" (cf. Rom 8,14).


Por el Bautismo, somos sumergidos en el misterio Trinitario, convirtiéndonos en testigos de esta perfecta comunión de amor, a la cual constantemente estamos llamados a participar, siendo esta comunión de las creaturas con la Bienaventurada Trinidad, el fin último de todo el plan divino. Que nuestras oraciones pues, se dirijan con frecuencia y con renovado fervor, aún en medio de las preocupaciones y afanes de la jornada, a la Santísima Trinidad y digamos con la Beata Isabel de la Trinidad:


" Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifíca mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora".

LA JERARQUÍA EN LA IGLESIA




Por Marco A Di Rupo B



Con mucha frecuencia las sectas protestantes, particularmente las de corte fundamentalista, increpan a los católicos en lo referente al papel de la autoridad y la jerarquía en nuestra Iglesia. ¿Qué es eso de papa, obispos, sacerdotes y diáconos? nos preguntan, y antes de que les podamos responder nos dicen: “eso (la jerarquía y el principio de autoridad) no está en la Biblia, en ella se nos dice que todos somos iguales y por eso en nuestra iglesia nos llamamos hermanos”. Realmente en ninguna secta o iglesita esto es así, en ellas hay pastores y dóciles ovejas, hay quien paga el diezmo y quien lo cobra, unos que mandan y otros a los que solo les toca obedecer, y un sin fin de ministerios cada uno con su jefe. Por lo general el líder sectario es un sujeto impositivo y déspota, su autoridad ni se comparte ni se cuestiona.



Pero: ¿Quién constituyó en autoridad a los que mandan en las sectas? La respuesta es obvia: ellos mismos. Es curiosísimo y mueve a risa ver como se autoproclaman “apóstoles” y “obispos”, “profetas e iluminados” siendo que no cuentan con ninguno de los poderes que Cristo confirió a los apóstoles y que fueron transmitiéndose a sus sucesores y colaboradores (presbíteros y diáconos) mediante la imposición de las manos (2 Tm 1,6. 1Tim 5,22 y Ti 1,5), porque sus organizaciones están fundadas por hombres, separados de la única Iglesia que fundó Jesús personalmente y a la cual hizo partícipe de su poder y autoridad.



Por el contrario, la autoridad de y en la Iglesia Católica tiene su fundamento en Jesús, fuente de toda autoridad. La Iglesia, es una comunidad sacerdotal, sacramental y profética, fue instituida por Jesucristo como sociedad estructurada, jerárquica y ministerial, en función del gobierno pastoral para la formación y el crecimiento contínuo de la comunidad de los fieles. En el Número 877 del Catecismo de la Iglesia Católica leemos:



“De igual modo es propio de la naturaleza sacramental del ministerio eclesial tener un carácter colegial. En efecto, desde el comienzo de su ministerio, el Señor Jesús instituyó a los Doce, "semilla del Nuevo Israel, a la vez que el origen de la jerarquía sagrada".



Los primeros en ejercer esa función ministerial y pastoral fueron los doce Apóstoles, elegidos por Jesucristo como fundamentos visibles de su Iglesia. Como dice el Concilio Vaticano II,



"Jesucristo, Pastor eterno, edificó la santa Iglesia enviando a sus Apóstoles lo mismo que él fue enviado por el Padre (Cfr. Jn 20, 21) y quiso que los sucesores de aquellos, los obispos, que son los pastores en su Iglesia hasta la consumación de los siglos" (Lumen Gentium 18)



En su Evangelio Marcos nos dice que Jesús:



"Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios" (Mc 3, 14.15)



Es decir, los apóstoles y sus sucesores participan de la misma misión de Cristo. En Lucas leemos:



"Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un reino para ustedes, como mi Padre lo dispuso para mí" (Lc 22, 28.29)



Un reino que es de Cristo pero que sus apóstoles han de expandir por todo el mundo hasta la consumación de todo lo creado. En este Reino la autoridad concedida por Jesús es una autoridad pastoral, doctrinal y magisterial:



"Apacienta mis corderos... Apacienta mis ovejas" (Jn 21,15.17).



Los Apóstoles son partícipes de la misión de Cristo ya que con su autoridad enseñan, absuelven pecados, edifican y gobiernan la Iglesia. Con la elección del grupo de los Doce, Jesús creaba la Iglesia como sociedad visible y estructurada al servicio del Evangelio y de la llegada del reino de Dios. Pero la misión que Jesús confirió a los Apóstoles; la evangelización del mundo entero, requiere un tiempo muy largo, que se prolongará 'hasta el fin del mundo' (Mt 28, 20).



Visto esto, los Apóstoles entendieron que era voluntad de Cristo que cuidaran de tener sucesores que prosiguiesen su misión. Por ello, establecieron 'obispos y diáconos' en las diversas comunidades. El concilio Vaticano II dice a este propósito que los Apóstoles,



"A fin de que la misión a ellos confiada se continuase después de su muerte, dejaron a modo de testamento a sus colaboradores inmediatos el encargo de acabar y consolidar la obra comenzada por ellos, encomendándoles que atendieran a toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo los había puesto para apacentar la Iglesia de Dios (Cfr. Hech 20, 28). Y así establecieron tales colaboradores y les dieron además la orden de que, al morir ellos, otros varones probados se hicieran cargo de su ministerio (Cfr. S. Clem. Rom., Ep. ad Cor. 44, 2)' (Lumen Gentium, 20). De este modo, se instituyó la estructura jerárquica y ministerial de la Iglesia, formada por los Apóstoles y sus sucesores; estructura que no deriva ni de una decisión humana, ni de una anterior comunidad ya constituida, sino que fue creada directamente por Cristo. Los Apóstoles están por lo tanto, en el origen mismo de la jerarquía eclesiástica, que tiene como misión apacentar al Pueblo de Dios en su nombre, y con su autoridad".



La jerarquía está formada por los obispos, presbíteros y diáconos y está al servicio de la comunión de todos los miembros de la Iglesia. Las tareas específicas inherentes a la misión confiada por Jesucristo a los Doce y a sus sucesores los obispos son entre otras: a) Misión y poder de evangelizar a todas las gentes (Mt 28, 18-20; Mc 16, 16-18; Lc 24, 45-48). b) Misión y poder de bautizar (Mt 28, 29). c) Misión y poder de celebrar la eucaristía: 'Haced esto en conmemoración mía' (Lc 22, 19; 1 Cor 11, 24)25). d) Misión y poder de perdonar los pecados (Jn 20, 22)23) (Cfr. Mc 2, 10). e) Guiar al pueblo de Dios. (Mt 10,40a), (Jn 20, 22-23), (Mt. 18,18).

¿Quiso Jesús una sola Iglesia?



Autores: Padres Paulo Dierckx y Miguel Jordá
Resumido por: Marco A Di Rupo


No es raro escuchar de labios de algún católico: «Yo amo a Jesús pero no me importa la Iglesia». Creo que esta opinión, para muchos, es simplemente un pretexto para seguir viviendo como «católicos a su manera». No hacen caso a la Iglesia, no van a la Misa, no quieren prepararse para recibir dignamente los sacramentos, no hay obediencia a la Jerarquía eclesiástica, sólo cuando les conviene se acercan a la Iglesia y dicen que siguen la religión «a su manera». La Iglesia no es algo abstracto. Somos nosotros, laicos y pastores, comunidad creyente, su rostro visible. La Iglesia es humana y divina a la vez. En el Antiguo Testamento, Dios quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente, sino que quiso hacer de ellos un pueblo. De entre todas las razas Yahvé Dios eligió a Israel como su Pueblo e hizo una alianza, o un pacto de amor, con este pueblo. Le fue revelando su persona y su plan de salvación a lo largo de la Historia del Antiguo Testamento. Todo esto, sin embargo, sucedió como preparación a la alianza más nueva y más perfecta que iba a realizar en su Hijo Jesucristo. Es decir, este pueblo israelita del Antiguo Testamento era la figura del nuevo Pueblo de Dios que Jesús iba a revelar y fundar: la Iglesia.


¿Cómo preparó Jesús su Iglesia? Jesús comenzó con el anuncio del Reino de Dios. En su primera enseñanza el Señor proclamó: «Ha llegado el tiempo, y el Reino de Dios está cerca. Cambien de actitud y crean en el evangelio de salvación» (Mc. 1, 15). Jesús comenzó a formar un pequeño grupo de discípulos y mientras enseñaba a la multitud con ejemplos, a sus discípulos les explicó los misterios del Reino de Dios (Lc. 8, 10) Luego entre los discípulos, el Señor escogió a Doce Apóstoles (enviados) con Pedro como cabeza. «Los Doce» serán las células fundamentales y las cabezas del nuevo pueblo de Israel ( Mc. 3, 13-19 y Mt 19, 28). Entre los Doce, Pedro es quien recibió de Jesús la responsabilidad de «confirmar» a sus hermanos en la fe (Jn. 21, 15-17). Además Jesús lo estableció como una roca de unidad: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no podrán nada contra ella» (Mt. 16, 18). A Pedro, «la roca» que garantizó la unidad de la Iglesia, Jesús le dio la responsabilidad de mayordomo sobre la Iglesia. A los Doce, Jesús les encargó la renovación de la Cena del Señor: «hagan esto en memoria mía» (Lc. 22, 19). También les dio la responsabilidad de «atar y desatar», que se aplicará especialmente al juicio de las conciencias. (Mt. 18, 18). «Reciban el Espíritu Santo. Si ustedes perdonan los pecados de alguien, éstos ya han sido perdonados; y si no los perdonan, quedan sin perdonar» (Jn. 20, 22-23).


Estos textos de los evangelios revelan ya la naturaleza de la Iglesia, cuyo creador y Señor es Jesucristo mismo. Jesús dio claras indicaciones de una Iglesia organizada y visible, una Iglesia que será acá en la tierra signo del Reino de Dios. Con su muerte y resurrección en la Pascua, Jesús terminó la obra que el Padre le encargó en la tierra. Pero el Señor no dejó huérfanos a los apóstoles (Jn. 14, 16), sino que les envió su Espíritu en el día de Pentecostés para reunir y santificar a estos hombres en un Pueblo de Dios (Jn. 20, 22). Es en el día de Pentecostés cuando la Iglesia de Cristo se manifestó públicamente y comenzó la difusión del Evangelio entre los pueblos mediante la predicación (Hch. 2). El Apóstol Pablo es el autor inspirado que más escudriñó el profundo misterio de la Iglesia. La Iglesia para el Apóstol Pablo no es tal o cual comunidad local, es, en toda su amplitud y universalidad, un solo Cuerpo (Ef. 4, 13), mantenida por el pan eucarístico «Aunque somos muchos, todos comemos el mismo pan, que es uno solo; y por eso somos un solo cuerpo» (1 Cor 10, 17).


Cristo es distinto de la Iglesia, pero El está unido a ella como su Cabeza (Col. 1, 18). En efecto, Cristo es la Cabeza y nosotros somos los miembros; el hombre entero es El y nosotros. Cristo y la Iglesia es todo uno, por tanto, el «Cristo total» es Cristo y la Iglesia. La unidad de Cristo y su Iglesia, Cabeza y miembros del Cuerpo, implica para Pablo también una relación muy personal. Cristo ama a la Iglesia y dio su vida por ella. (Ef. 5, 25). «Los dos se harán una sola carne. Gran misterio es éste, se lo digo respecto a Cristo y la Iglesia» (Ef. 5, 31-32). El Espíritu Santo es el principio de la acción vital en todas partes del cuerpo. Los distintos dones del Espíritu Santo (dones jerárquicos y carismáticos) están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. (1 Cor. caps. 12 y 13).


Visto lo anterior podemos afirmar que la Iglesia es la continuación de Cristo en el mundo. En ella se da la plenitud de los medios de salvación, entregados por Jesucristo a los hombres, mediante los apóstoles. La Iglesia de Cristo es «la base y pilar de la verdad» (1 Ti. 3, 15); es el lugar donde se manifiesta la acción de Dios, en los signos sacramentales, para la llegada de su Reino a este mundo. Así que aceptar a Cristo significa aceptar su Iglesia. El «Cristo total» es Cristo y la Iglesia. No se puede aceptar a Cristo y rechazar su Iglesia. Dijo Jesús a sus Apóstoles y discípulos: «El que a ustedes recibe, a Mí me recibe. Y el que me recibe a Mí, recibe al que me ha enviado. Como el Padre me envió a Mí, así Yo los envío a ustedes». La verdadera Iglesia de Jesús se reconoce en la Iglesia Católica a la que nosotros tenemos la dicha de pertenecer. Cierto que la Iglesia es a la vez santa y pecadora, porque está formada por seres humanos, pero es la única que entronca y conecta con los Apóstoles y con Cristo. A nosotros corresponde crecer día a día en santidad para que brille en ella el rostro de la verdadera Iglesia de Cristo.

La formación doctrinal:
un reto constante para el cristiano-católico.


Por Marco A Di Rupo B

«Estad siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Ped 3,15).

Con estas palabras exhortaba San Pedro a los primeros cristianos y los animaba a no quedarse callados frente a los expositores del paganismo o ante quienes les preguntaran por los motivos de su conversión. Palabras que a pesar de su antigüedad son siempre actuales a la hora de cuestionarnos como cristianos. ¿Somos capaces de dar razón de nuestra esperanza, en un mundo hostil a Cristo, neopagano y secularizado? ¿Podemos demostrar con respuestas convincentes y bien estructuradas a nuestros hermanos separados, la supremacía de la fe cristiano-católica? ¿Sabemos como refutar los argumentos anticatólicos? Lamentablemente tenemos que reconocer que con mucha frecuencia no tenemos ni la más mínima preparación para dar esa “razón”. De ahí que el adquirir una formación doctrinal sólida y profunda en las verdades de la fe y de la moral católicas, aunada a un cierto nivel de oración, sea de suma importancia para todo fiel, y más aún, para aquellos laicos comprometidos que son padres de familia, educadores, catequistas y sobre todo, para aquellos que ocupan cargos directivos o de liderazgo en movimientos apostólicos o en instituciones eclesiales. Frente al subjetivismo religioso, al ateismo práctico, a la decadencia moral, a la cultura de la muerte y la agresividad de las sectas de origen evangélico, el católico practicante debe estar preparado adecuadamente para exponer de manera categórica y trasmitir con propiedad, la verdad que sostiene en relación a cualquier tema que se le presente, por controversial que este sea.

Preguntémonos sinceramente si conocemos la postura de la iglesia sobre cuestiones tales como: el celibato sacerdotal o el sacerdocio femenino, la indisolubilidad del matrimonio, el aborto, la eutanasia, la anticoncepción, las uniones homosexuales, la política, la justicia social, el marxismo, el socialismo, el comunismo etc. Preguntémonos ya en el campo doctrinal, si tenemos conocimientos precisos sobre la historicidad de los evangelios, la divinidad de Jesús, la necesidad de la Iglesia para la salvación, la doctrina sobre los sacramentos, la liturgia, la apologética católica etc. Por lo general el común de los católicos desconocemos por completo estos temas, y como consecuencia de esto podemos observar que en muchos la fe se enfría, y no en pocos casos, se abandona la única Iglesia de Cristo, cayendo en un ateismo practico o se dejará arrastrar a alguna de las sectas que invaden nuestro país y nuestra ciudad, llevados por el emocionalismo o el carisma de tal o cual “predicador”, y por las locuras que expone, a las que le da el barniz de doctrina “divinamente inspirada”.

Un católico ignorante tarde o temprano será un seguro protestante. Un católico ignorante, frío o pusilánime, tarde o temprano será un ateo o un indiferente, o peor aún, actuará como “quinta columna” al interior de la Iglesia esparciendo y contaminando con sus errores a otros fieles, esto último lo hemos apreciado con preocupación en algunos movimientos apostólicos, especialmente en la Renovación Carismática, que no por mala fe sino por ignorancia de sus lideres, se han dejado confundir por errores típicamente protestantes como lo son entre otros: el fundamentalismo bíblico, (tomar al pie de la letra la Biblia sin ninguna norma de interpretación), el anti-intelectualismo y el pietismo, (suponer que basta la piedad, la alabanza o la oración y no hace falta instrucción en la fe), el iluminismo, (asumir que somos iluminados y guiados solo de lo alto, negando y no aceptando en la práctica el Magisterio de la Iglesia), la teología de la prosperidad, (que enseña que todos los cristianos deben ser ricos, y quien no tiene dinero es porque no tiene fe, no diezma, no ha pactado o ha sido victima de maldiciones o demonios) etc. El vehiculo principal que propaga estos errores entre los católicos de Valle de la Pascua son los medios evangélicos Enlace TV y sus estaciones de radio que me atrevo a asegurar, tienen mas audiencia entre los católicos que entre los mismos evangélicos. Los espacios donde la Iglesia no llega y los laicos nonos atrevamos a ir serán copados fatalmente por las sectas.

La fe que no se conoce; ni se ama ni se defiende. La carencia de formación debida a la negligencia personal, a la flojera, no se remedia con nada, ni siquiera con la buena voluntad. «La mies es mucha y los trabajadores pocos» (Lc 10,2). La iglesia necesita trabajadores santos y aptos que den testimonio de Cristo en la cultura y los medios de comunicación social, en la economía y la política, en la educación, en el arte, el deporte, y que conozcan los contenidos fundamentales de la doctrina católica: lo que la iglesia dice y enseña en nombre de Cristo y porque lo dice y porque lo enseña. La preparación doctrinal del católico debe ser sólida, profunda, amplia y constante, tenemos que descubrir mediante el estudio y la oración, el valor inmenso de nuestra fe, para amarla y convencernos de su bondad, vivirla y convencer así a los demás. Nuestra formación en la fe debe equipararse a la formación profesional o técnica que poseamos. No podemos conformarnos con lo que aprendimos de niños en la catequesis de Primera Comunión, ya como adultos lo debemos ser también en la fe conociendo las razones que la avalan y reservando algo de tiempo para su estudio.

Los medios para la formación están: las Biblias católicas con sus comentarios, el Catecismo de la Iglesia Católica o su Compendio, los documentos del Magisterio, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, los libros de espiritualidad o formación cristiano-católica, más de 2000 sitios Web en Internet de alto contenido formativo etc. A nivel de nuestra ciudad tenemos, la Escuela Diocesana de Teología que funciona en el Centro Parroquial Mambré, las columnas (sábado y domingo) en el diario La Jornada, el programa radial La Voz de la Catedral los sábados de 8.am a 9.am en la estación Popular 106 FM, talleres formativos dirigidos a grupos específicos y otros a publico en general, los canales de TV EWTN y TV Familia, presentes en el sistema cable Teivenca y en Direct TV etc. Con todos estos medios no hay excusa para no crecer en el conocimiento de nuestra fe, a no ser la pereza o la soberbia espiritual, que en definitiva no son más que expresión de la falta de amor a Dios y a su Única Iglesia.

martes, 27 de octubre de 2009

Los ex-católicos


Por: Marco A. Di Rupo B


Existen muchos tipos de católicos, los más abundantes o mejor dicho la mayoría, son los católicos sociológicos, que son tales por la presión de la costumbre social o por tradición. Son aquellos que lo único que tienen de católicos es el nombre. Para ellos que fueron bautizados en la iglesia católica, es importante seguir en ella porque la vida tiene momentos donde hay que solemnizarla con ciertos ritos, como son: el matrimonio, el Bautismo de un hijo, la Primera Comunión, una Misa de difuntos, etc. Se dicen católicos ante la sociedad, pero no van a misa, no comulgan y ni se confiesan, simplemente viven su vida al margen de Dios, en un ateismo practico. No necesariamente son malas personas, incluso pueden llevar una vida ejemplar siendo honestos y responsables para con su familia y la sociedad. Sin embargo a este tipo de católicos les falta encontrar convicciones profundas a su identidad, tienen una pertenencia débil a la Iglesia, son meros simpatizantes, asistentes a ciertas ceremonias y nada más. Se dicen católicos, pero no saben qué significa eso realmente.

En la fauna de los católicos sociológicos, existen los católicos esporádicos: son los acuden a la fe y a la iglesia sólo cuando tienen problemas o están estresados. Los nominales: se limitan a poner una crucecita en el censo cuando les preguntan ¿cuál de estas es su religión? Los católicos anticatólicos: fueron bautizados pero odian al catolicismo. Los de "restaurante": escogen lo que les agrada de la fe y la doctrina y dejan lo que no les gusta o incomoda. Los católicos vacíos, se van, vienen, se vuelven a alejar, son aquellos que luego de hacer un retiro o una convivencia, quedan con todas las fuerzas y son los supercatólicos, pero cuando pasa el tiempo se van porque se aburren, no le encontraron el verdadero sentido a la fe y entonces, cuando no pasa nada extraordinario, se cansan; pero luego cuando se sienten mal, necesitan algo o los llaman, vuelven, pero tarde o temprano vuelan hacia el mundo. Los asistentes, se limitan a asistir a misa por costumbre o por obligación, y son enemigos de cualquier tipo de compromiso eclesial y aún de superación espiritual. El emocional, que reduce su fe a emociones, a sentimientos, al sentir bonito, a milagros, visiones, prodigios y portentos, (entre estos hay muchos carismáticos) pero su corazón sigue impermeable a la gracia santificante. Los animistas, tienen una mentalidad mágico-religiosa, se dicen católicos y son santeros, creen en “animas” de dudoso origen, usan amuletos, consultan horóscopos, acuden a brujos, espiritistas y hechiceros.

El común denominador del católico sociológico es en primer lugar, el desconocimiento o ignorancia profunda de los contenidos (doctrina) de la fe que dice profesar. En segundo lugar, la ausencia de una experiencia de encuentro con un Jesús resucitado que lo interpela y le dice: “ven, sígueme”. En tercer lugar, su condición de presa fácil, es decir, a este tipo de católicos es nada difícil convencerlos para que cambien de religión, ya que desconocen su fe. He traído a colación esta mínima clasificación, para comprender mejor a un conjunto variopinto de personas, fieles en la actualidad de algunas de las muchas sectas de origen protestante que se fundan en nuestra ciudad, y que afirman que en alguna oportunidad fueron católicos. Por lo tanto según ellos, son ex-católicos. Es frecuente escucharles expresiones como las siguientes: “cuando yo era católico” era borracho, adultero, ladrón, iracundo, corrupto, drogadicto, vicioso, “cuando yo era católico” nunca conocí al Señor, la iglesia no me dejo nada, en las misas me sentía vacío etc. Como si ese compendio de defectos y pecados fueran intrínsecos a la condición de católico.

Me pregunto, ¿en realidad fueron católicos conscientes de su fe? En mi modesta apreciación estas personas nunca fueron católicas, fueron si, católicos sociológicos, que es la gran mina o cantera que enriquece (literalmente) a estas sectas. Con pocas excepciones todos ellos pueden entrar en una de las clasificaciones antes mencionadas. Critican de la Iglesia lo que nunca se ocuparon de conocer. Odian una imagen deformada de la Iglesia que sus pastores (casi siempre ex-católicos) les han inculcado. Al cambiar de fe se hacen expertos en su propia ignorancia.

Deberían preguntarse en un ejercicio de honestidad espiritual e intelectual, si cuando decían que eran católicos se ocupaban de estudiar y conocer la doctrina cristiano-católica, si vivían su fe y sus compromisos bautismales, si la eucaristía (la Santa Misa) era el centro de su vida espiritual, si oraban de continuo, si peregrinaban en la conversión y la santidad, si practicaban la caridad fraterna, etc. Mucho me temo que nunca hicieron nada de lo anterior y en muchos casos hicieron lo contrario. Entonces no deberían seguir con la farsa de que eran católicos, porque en realidad eran nada, religiosamente hablando.

Al hacerse miembros de una secta solo transitaron en su vida espiritual, del ateismo práctico y el paganismo, al error protestante. Si hubieran sido CATÓLICOS habrían tendido decididamente a la Santidad en lo cotidiano, habrían asumido con plenitud la espiritualidad laical: oración, vida sacramental y dirección espiritual, habrían dado testimonio comprometido, siendo protagonistas en su ambiente, se habrían ocupado de su formación integral, habrían llevado una vida lo más coherente posible con la Fe que decían profesar, y que en definitiva es la búsqueda de imitar al Jesús, lo cual se traduciría en un compromiso por crecer en santidad personal, amor y conocimiento a la iglesia, mostrando con sus actitudes en cada momento que Jesús es el centro de sus vidas, y que pertenecen a la única Iglesia que Él fundó.

Si hubieran sido CATÓLICOS DE VERDAD no se habrían dejado engañar por las patrañas de falsos maestros, predicadores del “evangelio según san yo”, y con razones y argumentos habrían defendido la fe que se conoce y se ama. Ser CRISTIANO CATÓLICO es un privilegio y un compromiso. Hermano católico si eres de los sociológicos, te invito a cambiar, a dejar la flojera y pasar, del error a la verdad, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, pero siempre en el Cuerpo de Cristo, en el regazo de la Madre, la Santa Iglesia Católica.

viernes, 23 de octubre de 2009

IGLESIA, BIBLIA Y TRADICIÓN
Por Marco A Di Rupo B

"La Iglesia es pilar y base de la verdad." 1 Timoteo 3,15
Estamos en tiempos de misión, la Gran Misión Continental que desde Aparecida nos llama a Conocer, Vivir y Anunciar el Evangelio, camino en el que no podemos avanzar, si no establecemos un adecuada relación con la Palabra de Dios, la Biblia. El Documento de Aparecida recoge las palabras del Discurso Inaugural de Benedicto XVI, donde el Papa afirma: "Hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida. ... Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la palabra de Dios" (n.º 247).

La fe Cristiano-Católica, no puede ser catalogada como una "religión del Libro", a la manera por ejemplo del Islam o el Judaísmo. Por el contrario, la nuestra, es la religión de la "Palabra Viva", confiada por Cristo a sus apóstoles, transmitida fielmente por ellos, y continuada a través de los siglos, por los sucesores que ellos mismos designaron: los obispos. En este sentido la Iglesia Católica es plenamente apostólica, es la iglesia de los "enviados" que llevan, guardan con fidelidad y transmiten íntegramente el mensaje encomendado, la Buena Nueva: el Evangelio.

En efecto, Nuestro Señor, no escribió ni mandó a escribir ningún libro, ni los apóstoles utilizaron en su predicación un Nuevo Testamento, (puesto que no existía), se valieron sí, del Antiguo Testamento, más que todo, para mostrar como las profecías y promesas dadas a sus antepasados por Dios, se cumplieron en su Hijo Jesús. Sólo muchos años después de la partida de Cristo, comenzaron a formarse al calor de la vivencia de la fe, en la comunidad de creyentes (Iglesia) una gran cantidad de relatos escritos (algunos de ellos de autoría apostólica y otros compuestos por cercanos colaboradores) sobre la vida y obra de Nuestro Señor, con los cuales siglos más tarde los obispos de la Iglesia católica (la única que existía) reunidos en el Concilio de Cartago en el año 397, definieron los libros que eran inspirados y los que no, lo que se conoce como el Cánon de la Sagrada Escritura, por esta razón el concepto de iglesias bíblicas es erróneo, ya que no es a partir de la Biblia que nace la Iglesia, como afirman los protestantes, (muchos de ellos piensan que es un libro que les cayó del cielo o que ha existido desde siempre) sino que es a partir de la Iglesia que nace la Biblia tal cual la conocemos hoy.

El sagrado "Depósito de la Fe" Cristiana, lo constituye la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña:

"la Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo". "La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación" (CIC. n. 81)
y

"La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva" (CIC.n. 83).


También la constitución Dogmática Dei Verbum, en relación con la Tradición y la Sagrada Escritura aclara:
"Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad". (DV 9).
 En la misma Biblia encontramos que Tradición son las enseñanzas de los Apóstoles transmitidas a sus sucesores: "Y tú, hijo mío, hazte fuerte con la gracia de Jesucristo. Lo que has oído de mí en presencia de muchos testigos, confíalo a hombres fieles, que a su vez sean aptos para enseñar a otros." (Timoteo 2,1-2) San Pablo no dice "lo que te he escrito", sino "lo que has oído" y exhorta a Timoteo para que éste lo transmita a su vez a otros que sean capaces de seguirlo enseñando a los demás. Esto muestra el carácter de la auténtica tradición.

En los evangelios no está escrito todo lo que hizo y enseñó Jesús:
"hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran". (Jn 21,25).
 En la Sagrada Tradición, la Iglesia guarda y da a conocer con integridad aquello que no está escrito, pero que fue transmitido oralmente por los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos y las instituciones y ministerios que crearon. También en la Liturgia y los escritos de los Santos Padres se encuentra expresada la Viva y Sagrada Tradición.

Es necesario que todos leamos la Biblia, pero como la Iglesia la lee y la ha leído durante siglos. La Biblia antes de ser nuestro libro, es el libro de la Iglesia, y su lectura debe ser sometida al criterio eclesial, criterio que acude a los Padres, a la Tradición y al Magisterio, lo que nos lleva a una sana lectura, a un correcto entendimiento de la recta doctrina y a una vivencia plena y segura de la fe, además leer e interpretar la Biblia en y desde la Iglesia, nos lleva a descubrir su catolicidad.

Terminemos con unas esclarecedoras palabras de Benedicto XVI:
"Es cierto que, como palabra de Dios, la Biblia está por encima de la Iglesia, que ha de regirse y purificarse siempre por ella; pero la Biblia no está fuera del cuerpo de Cristo; una lectura privatizada nunca puede penetrar en su verdadero núcleo. La recta lectura de la Escritura presupone leerla allí donde hizo y hace historia, donde es, no mero testimonio del pasado, sino fuerza viva del presente: en la Iglesia del Señor y con sus ojos, los ojos de la fe. La obediencia a la Escritura es siempre, en este sentido, obediencia a la Iglesia; esa obediencia se vuelve abstracta si intentamos separar la Iglesia de la Biblia o utilizar esta contra aquella. La Escritura viva, en la Iglesia viva, es, también hoy, un poder de Dios que está presente en el mundo, un poder que es fuente inagotable de esperanza a través de todas las generaciones”.













lunes, 19 de octubre de 2009



Halloween: Origen, mitos y realidades.
¿Qué hay detrás de todo esto y qué es lo que realmente celebramos?

Por Martín Zavala M.P.D.
Martín Zavala es Director del movimiento Misioneros de la Palabra de Dios.
Tomado de: www.defiendetufe.org

Profundicemos sobre el origen o raíces de esta celebración y lo que hay alrededor de ella en nuestros días. Esto nos ayudará a tomar la mejor opción ante el bombardeo publicitario al que seremos expuestos

1.- Origen del Halloween y nuestra actitud desde la fe. Halloween (de All hallow's eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos. Las raíces de la fiesta actual se remontan al VII o VI siglo antes de Cristo, cuando los Celtas, justamente el 31 de octubre, celebraban el Shamain, cambio de año. Shamhain era el dios de la muerte, y es en estas festividades donde encontramos el ORIGEN de la celebración actual de Halloween. Los Celtas, que habitaron en las islas Británicas, Escandinavia y el oeste de Europa. Formaban un grupo común, pero eran controlados por una sociedad secreta de sacerdotes paganos, llamada los "Druidas". Ellos celebraban el año nuevo el 1o. de Noviembre y se celebraba una fiesta la noche anterior en honor al dios de la muerte (31 de octubre), esta fecha marcaba el inicio del frío, obscuridad, decaimiento, es decir, el invierno, estaba asociada con la muerte del ser humano. Creían que el dios ¨Shamhain¨ permitía a las almas de los muertos regresar a sus casas terrestres aquella noche, esto es, que ¨Shamhain¨ tenía autoridad sobre el mundo de los muertos y durante la noche del 31 de octubre las almas regresaban del más allá a visitar a sus familiares. Los católicos no creemos eso, sino lo que la Biblia nos dice: ¨Y puesto que los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio,..¨ Hebreos 9,27. Mas adelante, Los Celtas, comenzaron a disfrazarse de formas horribles y en grupo iban todas las noches a pasear con los espíritus, pues creían que disfrazados se identificaban mejor con ellos. Al conocer las costumbres y finalidad de los disfraces utilizados durante la fiesta de Shamhain, debemos observar a las miles de personas que hoy en día se disfrazan para divertirse en una noche de brujas o Halloween. Los celtas creían que cuando los espíritus venían aquella noche a sus casas, si no hacían trato con ellos, entonces los espíritus les harían alguna maldad o travesura. Le recuerda esto la frase de: (Trick or Treat). La antigua creencia mezclada con supersticiones llegó hasta Estados Unidos y empezó a formar parte del folklore autónomo. La calabaza, añadida después, tiene su origen en los países escandinavos y luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural de sus medios de comunicación y películas. BIBLIOGRAFIA: Enciclopedia Británica "Los Celtas"; Historia de las Civilizaciones Perdidas. "Tomo Los Celtas"; Colección de libros de TIME- LIFE: Tomo núm. 8 CELTAS; Diccionario Enciclopédico Grijalbo. En este sentido, los obispos de dos diócesis mexicanas vecinas a Estados Unidos, Sonora y Sinaloa, han llamado la atención sobre la influencia que de esa "fiesta" que incita al consumismo y a imitar una tradición que hoy es más pagana que cristiana. Como cristianos que somos, los católicos no celebramos eso del Halloween, sino el día de todos los santos y de los fieles difuntos.

2.- Culto al terror y caldo de cultivo para el ocultismo. Películas como el exorcista, halloween, chacky,... y muchas otras de actualidad donde abunda el horror, la violencia y la sangre unidas al terror parecen ser el deleite de una sociedad donde muchos promueven conciente o inconcientemente el culto al terror y a lo oculto. Casas adornadas con figuras grotescas y tenebrosas y al mismo tiempo caricaturescas, pero siempre dentro de un ambiente oscuro y fantasmal, propias de Halloween. Hoy las estadísticas mundiales nos dicen que grupos satánicos hacen sacrificios en honor al maligno la noche del 31 de octubre. Es un hecho comprobado que la noche del 31 de Octubre en muchos países se realizan misas negras, cultos espiritistas y otras reuniones relacionadas con el mal. Cultos satánicos reales que unidos a otros grupos verdaderamente creen en el mal y celebran estos días sus ritos a satanás. La Palabra de Dios nos señala una actitud básica sobre todo aquello que nos rodea:

"Y sabrán que Yo soy Dios; porque no han andado en mis mandatos, ni han obedecido mis decretos, sino que han hecho según las costumbres de las naciones que los rodean" Ezequiel 11,12

3.- La Conciencia viene del conocimiento sobre algo. ¿Usted decide? En una ocasión una muchacha vio en un menú de un restaurante unas letras chinas que le gustaron por su forma y las grabó en su camiseta. Durante mucho tiempo estuvo luciéndolas sin saber lo que decían. Hasta que un día un amigo suyo que hablaba chino le dijo lo que decía en su letrero: "Barata pero buena". La muchacha se había estado ofreciendo al mejor postor sin saberlo. Esas cosas nos suceden cuando hacemos algo que no sabemos lo que significa, algo así nos está sucediendo con Halloween. En estos días ya se ve, y cada año con más fuerza, la fiesta de Halloween. Los comercios lucen adornos de color naranja y negros, por doquier se pueden ver dibujos de brujas, demonios, fantasmas, gatos negros, mounstros, etc. Se preparan fiestas de disfraces, las personas compran dulces para repartir ese día, los niños preparan sus disfraces, en fin, toda la ciudad se prepara para celebrar la importante fecha. Pero…, Ahora que ya sabe el origen de esta "fiesta" hay que pensar: ¿qué estamos realmente celebrando? ¿No será nuestra responsabilidad como padres cristianos el ofrecerles una mejor opción? ¿No tendrán alguna responsabilidad los negocios, comercios y medios de comunicación en favorecer esas actitudes? En estos días que vienen pronto festejará usted el Halloween o la verdadera celebración cristiana de todos los Santos y de los fieles difuntos el 1 y 2 de Noviembre. DI NO AL HALLOWEEN

4.- Halloween vs. Celebración de todos los santos y de los fieles difuntos. Profundizando sobre ese aspecto, el factor más importante es el preguntarnos: ¿Qué celebramos los católicos el 30 y 31 de octubre? La respuesta es NADA. En realidad en esos días no celebramos nada desde nuestra fe, lo que los católicos celebramos son el día 1 y 2 de noviembre: La celebración de Todos los Santos y la de los fieles difuntos. Esta es la cuestión fundamental. Muchísimas personas que dicen ser católicas piensan y festejan con sus hijos el halloween y se les olvida que lo mas importante cercano a esa fecha es que celebramos y creemos en la Comunión de los Santos.

Catecismo universal de la Iglesia

946..."¿Qué es la Iglesia, sino la asamblea de todos los santos?" (Nicetas, symb. 10). La comunión de los santos es precisamente la Iglesia.

947. "Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros ... Es, pues, necesario creer que existe una comunión de bienes en la Iglesia. Pero el miembro más importante es Cristo, ya que El es la cabeza... Así, el bien de Cristo es comunicado a todos los miembros, y esta comunicación se hace por los sacramentos de la Iglesia" (Santo Tomás, symb.10). "Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común" (Catech. R. 1, 10, 24).

948. La expresión "comunión de los santos" tiene entonces dos significados estrechamente relacionados: "comunión en las cosas santas ['sancta']" y "comunión entre las personas santas ['sancti']".

La sociedad americana experta en mercadotecnia ha logrado desvirtuar lo que es la fe cristiana hacia una mentalidad consumista, ajena y a veces hasta contraria a lo que creemos: En navidad ponen a Santa Claus; en Pascua la coneja y en la celebración de todos los santos el halloween.

Así pues, ni en su origen, ni en su desarrollo, ni en su celebración actual, el halloween se relaciona con nuestra fe. Es tiempo de decidirnos y ser coherentes con lo que creemos como auténticos cristianos. Valoremos nuestra fe católica y feliz día de todos los santos.

viernes, 16 de octubre de 2009

De Gloria en Gloria

Por: Marco A Di Rupo B

El título de este artículo nos lleva en primer lugar a la Sagrada Escritura en 2 Corintios 3:18, cito la traducción de los apóstatas Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera, (sacerdotes católicos que abjuraron de su fe):
"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor".


En segundo lugar de gloria en gloria, nos hace referencia a cierta campaña proselitista desarrollada hace algunos meses atrás por la secta protestante local “El Shadday” que también se hace llamar “iglesia de avivamiento”. Esta secta la dirige una pareja de ¿pastores? de apellido Pino. Dicha campaña esta enfocada principalmente a la conquista de “católicos” y con ellos, sus respectivos diezmos. Antes de que tratemos sobre la tal campaña, es necesario que comprendamos lo que Dios, a través de su Palabra y en su Iglesia, nos quiere comunicar en 2 Corintios 3:18, texto que estos señores toman para fundamentar su empresa.

Básicamente lo que San Pablo nos dice, es que somos transformados por la gloria de Dios. A diferencia de los profetas o de los santos del Antiguo Testamento, nosotros los cristianos podemos ver la gloria de Dios “a cara descubierta”, con más claridad de lo que pudieron haberlo hecho las personas en el pasado. Moisés vio la gloria de Dios pero solo parcialmente. El pueblo de Israel vio la gloria de Dios como un resplandor en la distancia. Moisés tenía que usar un velo sobre el rostro para que las personas no vieran la gloria de Dios directamente y recibieran daño. Pero ahora la gloria de Dios se ha revelado con claridad en el rostro de Jesucristo. San Juan expresa: “y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1,14). Todos los atributos de Dios que nos revela el Antiguo Testamento, se revelan con mayor claridad en la persona viva de Jesucristo. La primera religión, la de los judíos, era la observancia de una ley escrita. La segunda la de Cristo, es un espíritu o sea una fuerza que nos lleva a amar, una manera de ser libres; este espíritu nuevo se encuentra en Cristo Jesús el Señor el cual actúa en nosotros y nos va transformando. La gloria —la revelación del verdadero carácter de Dios— brilla de manera superlativa en Cristo. De tal forma que estamos con el velo quitado, mirando directamente la gloria de Dios y todos sus atributos revelados en Cristo. Esa visión, ese conocimiento, nos va transformando gradualmente (o sea, de gloria en gloria) a su imagen, mientras el Espíritu Santo obra en nuestra vida. Este pasaje bíblico nos habla de la santificación presente, y alude a la gran trasformación que la resurrección de Jesús, a través de su Espíritu, va operando en la comunidad de los creyentes, que no es otra que la progresiva semejanza a Cristo mismo. Si contemplamos la gloria de Dios revelada en el rostro de Jesucristo como se nos presenta en el Nuevo Testamento y en su única Iglesia (la Católica, Sacramento de Salvación), ella nos transformará. Es el Espíritu el que efectúa esa transformación cuando Jesucristo se convierte en la visión que nos consume y somos cada vez más semejantes a Él. Esto nos lo trasmite más fielmente la traducción católica (Biblia Latinoamericana):

"Por eso todos nosotros andamos con el rostro descubierto, reflejando como un espejo la gloria del Señor, y nos vamos transformando en imagen suya más y más resplandeciente, por la acción del Señor que es espíritu".

Pues bien, la campaña proselitista que he mencionado pretende fundamentarse en ese pasaje de la Escritura, para atraer incautos, pero asumiéndolo de una manera muy particular. Según la parejita de pastores antes mencionados, andar, estar o vivir de gloria en gloria no es lo que más arriba hemos entendido, sino por el contrario: la gloria de Dios se expresa en éxito, prosperidad material, milagros, portentos, sanidades, visiones, profecías, gozo, etc. Un mensaje muy atrayente y sin complicaciones: pura felicidad. La vida y el cristianismo al estilo “light”. Son las miserias que comercializa en una especie de paquete religioso (muy a lo Nueva Era) el pentecostalismo de la tercera ola, las iglesias bíblicas, las iglesias electrónicas, el movimiento de fe, las iglesias de avivamiento, el carismatismo, el tele-evangelismo (Enlace TV) y la teología de la prosperidad.

El supuesto evangelio que predican, se promociona con todas las parafernalias de un espectáculo mundano más: afiches en las calles, altoparlantes en un camión, promoción radial, etc. Existe desde hace varios años una “farándula evangélica” con sus vedette y luminarias, ídolos y fans, que mueve millones anualmente y funciona con las leyes del capitalismo salvaje. En estas campañas se expone en toda su crudeza la crisis que aqueja al cristianismo protestante (particularmente al evangélico), la caricatura que han hecho del cristianismo, reduciendo el evangelio a una especie de manual de auto-ayuda, a una vía rápida para la obtención de prosperidad económica, éxito y salud, olvidando la conversión, la caridad y la transformación integral de la persona a que nos llama el evangelio. Esta manera de concebir el cristianismo produce individuos alienados, aquejados de un individualismo extremo, intimistas (solo yo y Jesús, solo Jesús y yo) egoístas en esencia. Por su puesto que realidades como la enfermedad, la muerte, el fracaso, la pobreza, el sufrimiento, etc, que como circunstancias REDIMIDAS POR CRISTO y que asumidas como tales, pierden su carácter de maldición para (de una manera misteriosa) transformarse en bendición, son rechazadas de plano. Los mandamientos de la Ley de Dios (principalmente el amor al prójimo), la aceptación de la voluntad divina sea cual sea, el sacrificio, el santo temor de Dios, la solidaridad con los pobres y necesitados, la obediencia, no son temas de sus predicas, ni asumidos como conducta a nivel personal.

En sus reuniones (ya no se les puede llamar ni siquiera “culto”) el pensamiento racional, la capacidad critica, el discernimiento, son anulados en medio de “shows” muy bien planeados donde el emocionalismo, la histeria colectiva, la música estridente, los testimonios truculentos y las falsas “curaciones por la fe” buscan enardecer a los espectadores y anular su capacidad de juzgar, convirtiéndolos en victimas de la elocuencia, la mala voluntad y los caprichos del “líder”. Claro está que en una sala llena de personas ignorantes en materia de fe, ex-católicos, católicos sociológicos y almas simples, nadie se pregunta por ejemplo: ¿Quiénes son en realidad los líderes de la secta en cuestión? ¿Cuáles son sus historias personales? ¿Qué tipo de educación, aprendizaje u ocupación han desarrollado antes de fundar la secta? ¿De donde vienen sus doctrinas? ¿Donde se formaron académicamente? ¿Qué testimonio personal dan? etc.

La mayoría de las nuevas sectas que a diario aparecen en nuestra ciudad, como la promotora de estas cruzadas, están dominadas y conducidas por comediantes que nada saben de Biblia ni de doctrina cristiana, hábiles manipuladores, elocuentes y carismáticos, muy ambiciosos de dinero y poder, personajillos sin ningún tipo de escrúpulos morales, para los cuales no es que la religión sea un negocio, sino que EL NEGOCIO ES LA RELIGIÓN. Sus organizaciones funcionan como empresas familiares, pastor y pastora a la cabeza, incluso los hijos “heredan” el pastoreo y el ministerio. Mientras más adeptos, más diezmos, más ofrendas, más limosnas y colaboraciones. Al final el “avivamiento” ocurre solo en las cuentas bancarias del “líder”, quien se autodenomina “profeta”, “apóstol”, “ungido” y otros títulos pomposos, llegando incluso al colmo de asumir para si (como el líder de la secta en cuestión) la frase de Isaías 61.1 El espíritu del Señor esta sobre mi…

Estos “iluminados” someten con puño de hierro a sus fieles, utilizando presión psicologica y grupal, y amenazas veladas sobre posibles maldiciones que caerán sobre quien se arriesgue a desafiar la autoridad del líder o abandonar la secta. Se inventan historias personales donde casi siempre son victimas de alguna conspiración o persecución, maquinadas (según ellos) por la Iglesia Católica. A sus seguidores (victimas) les enseñan que el cristianismo de hoy debe estar construido sobre histriones como ellos. Hoy casi todas las denominaciones protestantes históricas y las nuevas iglesitas que casi a diario se fundan, asumen ese tipo de pseudo-cristianismo promocionado fundamentalmente desde la radio y la TV mal llamadas ¿cristianas?.

Como se puede apreciar, las enseñanzas de estas empresas religiosas son diametralmente opuestas a la verdadera doctrina cristiana, al verdadero evangelio del cual la Iglesia Católica es depositaria. Mucho católico ignorante, débil en su fe, incauto y desprevenido se ve tentado a militar en ese “cristianismo” agradable, sin sustancia y apaciguador de la conciencia, y lo que es peor, a actuar como “quinta columna” al interior de la iglesia, contaminando con los errores protestantes sus grupos de apostolado.

Esta situación demanda de la jerarquía, de los laicos comprometidos y de los movimientos apostólicos un esfuerzo pastoral incesante por llegar a los católicos alejados, preservándolos del error y atrayéndolos a Cristo, quien por su puesto no se hace esperar, Él a través del Espíritu Santo, ha inspirado a los Obispos de Latinoamérica, reunidos en la ciudad de Aparecida Brasil, el lanzamiento de la gran Misión Continental, en la cual se nos invita a convertirnos en Discípulos y Misioneros, a vivir un nuevo Pentecostés en todas las comunidades cristianas, a comunicar y compartir el don del encuentro con Cristo, quien le da a nuestra vida sentido, verdad y amor, alegría y esperanza.

Esta Gran Misión Continental tiene como uno de sus principales propósitos afrontar el fenómeno sectario en Iberoamérica, de hecho, el III Congreso Americano Misionero planteó como propósito inaplazable

"promover la profundización de la fe y el fortalecimiento de la Iglesia, para contrarrestar el efecto de las sectas, que han captado a muchos católicos, y algunos conceptos teológicos, que han sembrado el desconcierto".

Frente a la arremetida sectaria los cristianos-católicos asumimos con valentía y esperanza el lema de la Misión: Pueblo de Dios, conoce, vive y anuncia el Evangelio.



















martes, 13 de octubre de 2009

Enlace TV y las bendiciones por dinero

Por Marco A Di Rupo B

"Si tu das una moneda, Dios te devuelve diez", “Obispo” Edir Macedo. Fundador de la “Iglesia universal del Reino de Dios” (Pare de Sufrir-Oración Fuerte al Espíritu Santo)


De seguro algunos de los visitantes de este Blog han visto en sus televisores a través del sistema cable, un peculiar canal pseudo religioso denominado Enlace TV (o su "refrito" local TeleSion).  Mal llamado “cristiano,” Enlace TV es en realidad una empresa religiosa poco fiable, que utiliza métodos poco éticos para requerir fondos. Con sede en San José, Costa Rica, transmite vía satélite las veinticuatro horas del día a casi todos los países de habla hispana, la casa matriz de la cual es filial es la Trinity Broadcating Network (TBN) cuyo presidente es Paul Crouch un peculiar personaje (procesado por la justicia norteamericana a raíz de escándalos homosexuales y financieros) y donde los conocidos pastores y multimillonarios Benny Hinn y Cash Luna fungen como estrellas principales.

Las 24 horas, durante 12 días, cuatro veces al año, en tele maratones, los “pastores” de TV Enlace piden desde Costa Rica ofrendas, votos, e incluso "pactos financieros con Dios" que, según ellos, garantizarán a los televidentes que pacten en 55 países, la prosperidad económica, la salud y el éxito en los negocios. En sus programas de televisión y radio en América Latina, estos predicadores aconsejan a sus seguidores a pactar y a sembrar por fe. Con el argumento de que Dios devuelve un ciento por uno.

Enlace TV se inscribe dentro de lo que se conoce como "teología de la prosperidad", parte del paquete religioso neopentecostal, que tomó fuerza en América Latina a partir de los años ochenta del siglo pasado. ¿Qué podemos decir de estas sectas?; que no son más que una caricatura del cristianismo, que reducen el evangelio a una especie de vía rápida para la obtención de prosperidad económica, éxito y salud, olvidando la conversión y la transformación integral de la persona a que nos llama el evangelio.

El dios de la “Teología de la Prosperidad” es un dios mercader que sólo da cuando recibe, y que al recibir queda sujeto a cualquiera de nuestros caprichos. Esta “teología” enseña que Dios siempre bendice materialmente a las personas, con riqueza y salud, cuando se tiene una fe positiva (lo que se conoce como “fe en la fe”) y una fe obediente, obediencia que se expresa en la total sumisión de la persona al “líder” de la secta. Enseña que la prosperidad material es la evidencia mayor de la bendición de Dios; sin embargo, dicha prosperidad no es para todos sino para aquellos que son fieles a Dios, diezman y guardan sus leyes espirituales.

La teología de la prosperidad enseña que todos los cristianos deben ser ricos, que quien no tiene dinero es porque no tiene fe, no diezma o ha sido victima de maldiciones o demonios y desconoce la voluntad de Dios. Se basa en supuestas leyes como la ley del diezmo, la ley de la siembra y cosecha, la ley del eco. El método de esta teología es el siguiente: primer paso: el seguidor debe visualizar lo que El quiere; segundo paso: debe formarlo en la mente; tercer paso: debe reclamarlo y cuarto paso: debe confesarlo (cualquier semejanza con la Nueva Era no es coincidencia). Pero para que todo esto funcione, la persona tiene que sembrar semilla de fe para cosechar la bendición y la prosperidad o sea: enviar cantidades de dinero al ministerio o programa del tele-predicador (ENLACE o TBN) o al líder de la secta a la cual pertenece. Sin esto, los cuatro pasos no caminan.

Para estos predicadores el éxito material y la realización individual se convierten en la meta y propósito de la existencia humana. Pobreza, enfermedad y fracaso no son asumidos desde una perspectiva evangélica de asociación a los dolores y sufrimientos de Cristo: son obra de demonios, los cuales solo pueden se “exorcizados” incorporándose a la secta y siguiendo estúpidamente las ordenes de los pastorzuelos. La riqueza material no se asocia con el alivio del pobre y del débil, sino con la ostentación y el placer. Esta teología es un movimiento religioso que esta dominado y conducido por “hombres fuertes” y “carismáticos” muy ambiciosos de dinero, que se autodenominan “profetas y apóstoles” y que someten con puño de hierro a sus fieles, a quienes enseñan que la iglesia de hoy debe estar construida sobre ellos, únicos “apóstoles y profetas” de la actualidad.

Hoy casi todas las denominaciones protestantes históricas y las nuevas sectas que florecen en Valle de la Pascua tienen algo que ver con esta teología. Como se puede apreciar las enseñanzas de la “teología de la prosperidad” son diametralmente opuestas a la verdadera doctrina cristiana de la cual la Iglesia Católica es depositaria. Mucho católico incauto y desprevenido consume este cristianismo bobo, agradable y sin sustancia, apaciguador de la conciencia, vía TV. Ejemplo de esto (lo cual vemos con preocupación) lo tenemos en algunos grupos de la Renovación Carismática Católica, donde la “teología de la prosperidad” se ha infiltrado sutilmente.

En la mayoría de los grupos carismáticos católicos se trabaja con los criterios de “solo biblia” “sola fe”, se utilizan biblias protestantes, se consume literatura básicamente protestante, se escucha música protestante, y se practica un ecumenismo mal entendido. Quiero creer que esto se da más por ignorancia que por mala voluntad de sus líderes, !es increíble el estado de abandono pastoral en que nuestros sacerdotes (con raras excepciones) han dejado a estos grupos!. No es de extrañar que lo anterior combinado con la nefasta influencia mediática de Enlace TV aunado a un desconocimiento de la propia religión, haya hecho mella en muchos católicos, deformando y contaminando su fe. De ahí nuestro llamado a una mayor atención pastoral para estos grupos y mayor disposición de sus dirigentes al estudio, conocimiento y vivencia de su fe católica. Y recuerden, si quieren ver un canal verdaderamente cristiano vean EWTN, donde encontrarán abundante material para crecer como verdaderos cristianos católicos.



sábado, 3 de octubre de 2009

…si ellos callan, gritarán las piedras". Lc. 19. 40

Por: Marco A Di Rupo B
 

…si ellos callan, gritarán las piedras". Lc. 19. 40


Esta fué la respuesta de Jesús a los fariseos, que criticaban la actitud de los discípulos cuando proclamaban la Realeza del Señor gritando: "¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!". Si no igual, por lo menos parecida debe ser la respuesta de todo Cristiano-Católico frente a la nueva Ley Orgánica de Educación y su pretensión de separar del ámbito educativo la enseñanza religiosa.

Como cristianos reconocemos la supremacía de Dios en toda realidad y que por encima de la Patria, de planes y proyectos, de partidos, clases sociales, sistemas económicos, revoluciones e incluso familia, esta ÉL y su designio de amor expresado muy particularmente en la Persona de Jesucristo, a quien debemos amar y seguir, de manera pública, no abstracta o puramente espiritual, sino concreta y específicamente en nuestra cotidianidad sea ésta: prójimo, trabajo, política, familia, etc.

Como hijos de Dios, dotados de capacidad cognitiva y de libertad, podemos juzgar, criticar y oponernos frente a lo que desde el poder se nos pretenda imponer.

Como ciudadanos reconocemos y respetamos las leyes emanadas de poderes legal y legítimamente constituidos, pero frente a leyes que se opongan, contradigan, disminuyan o busquen destruir nuestra Fe, el derecho natural y los derechos humanos, tenemos el deber y la obligación de convertirnos en objetores de conciencia, por eso ningún católico puede apoyar leyes (en nuestro orden legal aun hipotéticas pero posibles) que aprueben el aborto, la eutanasia, o las uniones homosexuales, siendo un imperativo moral el denunciarlas y combatirlas .

La Iglesia Católica es cuerpo de Cristo, al cual fuimos incorporados por el bautismo, lo que significa que todos, Jerarquía y laicos, somos Iglesia. Como miembros de ese cuerpo sabemos que: "La iglesia es pilar y base de la verdad." 1 Tim 3,15. y como fieles aceptamos lo que el Señor dijo a sus Apóstoles: El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió". Lc. 10. 16.

Pues bien, la Conferencia Episcopal de Venezuela, el clero en su conjunto y las organizaciones laicales se han pronunciado rechazando algunos aspectos de la LOE, porque entre otras cosas: a) El Estado se convierte en el único ente rector de la enseñanza en el país. b) El Estado pasa a ser el monopolizador de la educación, y al contrario su función (ciertamente importante) debe inscribirse dentro de un elenco más amplio de actores: familia, sociedad, organizaciones sociales, iglesia y medios de comunicación. c) Aparece el concepto de "Estado docente". d) En la LOE se confunde Estado con Gobierno, Gobierno con partido y ambos con una ideología determinada. f) Se impone la concepción de un Estado laicista (no laico), en el cual se excluye lo religioso como no significativo para la nación. g) No apoya antes bien desestima la enseñanza religiosa, cualquiera que sea: católica, protestante, judía o musulmana". i) Toma la ideologia de género como una de sus premisas h) Es una ley que en su entramado se presenta como ideologizante, adoctrinante y excluyente.

La LOE es un reto para todo creyente y en especial para la Iglesia Católica, si lo vemos desde el punto de vista evangelizador. El anuncio de los Obispos de que la Iglesia católica venezolana hará esfuerzos por impartir la religión "por otras vías" debe, en estos tiempos de Misión Continental, llamarnos a conocer, vivir y anunciar el Evangelio con renovados brios, con nuevos métodos, con creatividad y audacia. ¿Cómo?, leyendo y analizando la ley, aportando ideas y sugerencias, juzgándola desde nuestra fe y actuando en consecuencia. Oponiéndonos democráticamente.

Debemos como padres y representantes hacer presencia activa en cada una de las decisiones trascendentales de las escuelas. En nuestros hogares debemos vivir en inculcar en nuestros niños, la cultura de la libertad de los hijos de Dios, impidiendo o atenuando los efectos negativos que la LOE tenga en ellos, especialmente cuando se busca que desde las aulas se reproduzca la lógica del poder.

El Estado que en Venezuela es Gobierno e Ideología, quiere la religión sea un asunto estrictamente privado, que vivamos nuestra fe apabullados y escondidos. No le daremos el gusto. Si el poder quiere sacar a Dios de las escuelas los Cristianos debemos llevar a Dios la calle.