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martes, 22 de diciembre de 2009

El protestantismo



El protestantismo

Por el P. Hillaire
Tomado de: wwww.luxdomini.com


El protestantismo no posee las notas de la verdadera Iglesia


I. El Protestantismo no tiene la unidad:


1.- Ni en la doctrina, porque en su primer principio, el libre examen, no puede producir más que innumerables variaciones. Si se supone que cada uno, sabio o ignorante, puede interpretar la Biblia según sus propias luces o según su propio interés, habrá tantas creencias cuantos individuos: Quot capita, tot sensu. Los protestantes jamás han podido formular un símbolo admitido por todos. Sin embargo, la verdad es una, y Dios no puede revelar cosas contradictorias. Por eso, entre los protestantes, los hombres juiciosos y lógicos o se convierten al catolicismo o caen en el racionalismo. No hay término medio. O Jesucristo es Dios, o no lo es.


a) Si Jesucristo es Dios; su doctrina es necesariamente una: Dios no se muda, Dios no varía, su verdad permanece eternamente. Es así que el protestantismo profesa las creencias más diversas y contradictorias; luego NO es divino.


b) Si Jesucristo no es Dios, toda religión sobrenatural cae por tierra y no quedan más que el racionalismo y el ateísmo.


En vano intenta Jurieu sostener que la unidad necesaria a la Iglesia consiste en entenderse sobre los artículos fundamentales. Este sistema es arbitrario, contradictorio, impracticable. Arbitrario, porque en una religión revelada todo es fundamental; en ninguna parte de la Escritura se lee que sea permitido a cada individuo elegir entre sus dogmas y preceptos. Contradictorio, porque según este sistema, los protestantes están obligados a recibir en su comunión a todas las sociedades cristianas y aún a la Iglesia Católica: es inútil entonces rebelarse contra ella. Impracticable, porque si hay artículos fundamentales, ¿cuáles son? Las verdades claramente expresadas en la Biblia. ¿Cuáles?... los protestantes de Francia, reunidos en sínodo, en 1873, no pudieron ponerse de acuerdo ni aún acerca de la verdad fundamental de la divinidad de Jesucristo. Y sin embargo, ¿Qué hay más claro en el Evangelio?...


2.- Ni en el culto. Los protestantes carecen de culto; por lo pronto no tienen sacrificio. Los pueblos más bárbaros tienen sus sacrificios; los protestantes edifican templos, más no erigen altar. El templo sin altar no es un edificio consagrado a Dios. En cuanto a los sacramentos, algunas sectas no admiten más que el Bautismo, otras le añaden la Cena, insulsa falsificación de la Eucaristía.


3.- Ni en el gobierno. Desde el principio, el protestantismo ha rechazado toda autoridad docente, toda jerarquía. Está fraccionado en una multitud de sectas independientes, separadas por la creencia y frecuentemente empeñadas con encarnizamiento en su destrucción. Sólo un lazo las unifica: el odio mutuo al Papado, centro visible de la Iglesia Católica. En el protestantismo no hay iglesias, es decir, sociedades religiosas. Para una sociedad se necesita la autoridad que ligue entre sí las inteligencias, las voluntades y los corazones. Si no existe la autoridad de una cabeza, no hay más que miembros dispersos y por lo tanto, no existe cuerpo moral, no hay sociedad. El protestantismo es una Torre de Babel, donde reina la confusión y la anarquía.


II. El Protestantismo no tiene la santidad:


1.- Ni en sus fundadores, que fueron hombres de conducta infame y escandalosa. Basta este carácter para juzgar esa religión. Dios no se sirve de gente corrompida para desempeñar una misión tan importante como sería reformar a Su Iglesia.


2.- Ni en su doctrina. Los principios del protestantismo llevan a todos los crímenes y los justifican todos. ¿Hay algo más inmoral que los primeros principios de sus fundadores: el hombre no es libre, las buenas obras son inútiles, la fe basta para salvarnos, por grandes que sean los crímenes que uno cometa, etc.? La conciencia se subleva contra estas abominables teorías. Por eso, los protestantes son indefinidamente mejores que sus principios, a causa de que éstos no han podido extinguir en ellos las luces de la ley natural. El protestantismo, así como carece de unidad en sus creencias, tampoco tiene una moral común y obligatoria para todos: cada cual, interpretando la Biblia según las luces de la propia razón, traza y modifica su moral en conformidad con sus propios deseos. Y esto explica que algunos protestantes hayan llegado hasta negar las verdades que sirven de base a la moral, como la inmortalidad del alma, la existencia del infierno eterno…


Además, el protestantismo ha rechazado todos los medios de santificación, el ayuno, la abstinencia, las mortificaciones, los consejos del Evangelio, el culto a la Santísima Virgen, etc. Negando la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, ha cegado la fuente de las grandes abnegaciones y de las virtudes heroicas. No crecen en su campo las tres hermosas flores de la vida cristiana: la humildad, la virginidad, la pobreza voluntaria. Ha rebajado por doquier el nivel de moral del pueblo, suprimiendo el freno de la confesión y los auxilios del culto.


3.- Ni en sus miembros. No ha producido ningún santo cuya santidad esté comprobada con milagros. Sólo los malos católicos se pasan al protestantismo, y al contrario, los mejores protestantes se hacen católicos. El vicio atrae como la virtud, y cada uno va a la religión que se le asemeja. Según un proverbio inglés, cuando el Papa escarba en su jardín, arroja las malas hierbas a los protestantes; el protestantismo es la cloaca del catolicismo. Es un hecho confirmado por la experiencia. Lutero y Calvino hubieran deseado hacer milagros para probar su misión, pero no se hacen milagros como se hacen cismas. Erasmo se mofaba de estos pretendidos reformadores, incapaces todos juntos de sanar a un mal caballo cojo. “Lutero ensayó una vez exorcizar a un poseído, y el demonio estuvo a punto de estrangularlo. Calvino quiso un día hacer un pequeño milagro. Pagó a un hombre llamado Brule, para que se hiciera el muerto y resucitara cuando él se lo mandara. Calvin, seguido por una muchedumbre curiosa, llega junto al fingido muerto, y dice en voz alta: ¡Brule, en nombre de Jesucristo, levántate! El compadre no contesta. La esposa de Brule se acerca para sacudirle, pero estaba muerto, castigado por la justicia divina. La pobre mujer lanza gritos desesperados y cuenta lo que había pasado. Calvino huyó temblando de miedo y vergüenza. Este hecho se divulgó por todas parte” (San Alfonso María de Ligorio).


III. El Protestantismo no tiene la catolicidad:


1.- Ni la del tiempo. Data del siglo XVI.


2.- Ni la de los lugares. No se extiende sino a los países donde se impuso violentamente, y se halla dividido en numerosas sectas. Cada una, tomada separadamente, no ocupa más que un pequeño rincón del globo. Los luteranos en Alemania, los calvinistas en Suiza y Francia, los anglicanos en Inglaterra, los presbiterianos, en Escocia, etc. El protestantismo no está extendido por toda la Tierra.


2.- Ni la del número. La Iglesia Romana sola es cinco veces más numerosa que todas las sectas protestantes reunidas. Es la misma en todas partes, y, al contrario, el protestantismo es diferente en todas partes. Impotente para constituir una sociedad universal, no puede atribuirse con justicia el título de católico.


IV. El Protestantismo no tiene la apostolicidad


1.- Ni la del origen. Sus autores, Lutero, Calvino, etc., están separados de los apóstoles por un intervalo de quince siglos.

2.- Ni en la doctrina. Los apóstoles no han transmitido más que una sola e idéntica doctrina, los mismos sacramentos, el mismo culto; en todo lo cual, el protestantismo ofrece infinitas divergencias. Ningún hombre de buen sentido creerá jamás que los apóstoles hayan enseñado creencias contradictorias.


Las doctrinas protestantes varían diariamente y se podría continuar la obra inmortal de Bossuet: Historia de las variaciones protestantes. La doctrina de los apóstoles, como la de Jesucristo, es inmutable.


3.- Ni la de misión. Los fundadores del protestantismo no recibieron su misión ni de los sucesores de los apóstoles ni directamente de Jesucristo. ¿Quién, pues, les dio el poder de predicar el Evangelio? Para refutar a todos los protestantes pasados, presentes y futuros, basta plantearles la cuestión que planteaba Tertuliano a los “innovadores” de su tiempo: ¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís? Al principio, estabáis en el seno de la Iglesia Romana, cuando la dejastéis, ¿quién os dio la misión de predicar estas nuevas doctrinas? Todo aquel que habla en nombre de Dios debe ser enviado por Dios. Probad pues, vuestra misión. Hay dos géneros de misión: una ordinaria y otra extraordinaria.


La misión ordinaria es aquella en cuya virtud los sacerdotes son enviados por el Papa en el mundo entero, o por los obispos en sus diócesis, a propagar la fe. Los innovadores no pueden atribuirse la misión ordinaria, porque fueron excomulgados por el Papa y condenados por los obispos. ¿Recibieron acaso una misión extraordinaria? Tal misión no es legítima si no se prueba con una eminente santidad de vida y con milagros. Así es como San Pablo probaba su misión: “Aunque nada soy, con todo, yo os he dado señales de mi apostolado con manifestar una paciencia a toda prueba, con milagros, con prodigios y con maravillas del poder divino” (2Corintios 12, 11-12). Pues bien, ¿Dónde están los milagros obrados por los fundadores del protestantismo? No habiendo recibido una misión ordinaria ni misión extraordinaria, no son pastores legítimos, son intrusos, lobos rapaces introducidos en el rebaño.


En su regla de fe, el protestantismo contradice a Nuestro Señor Jesucristo


Fácil cosa es convencer de su error al protestantismo, mostrándole que su regla de fe es contraria a la voluntad de Jesucristo. La regla de fe del protestante (evangélico), es esta: La Biblia, y nada más que la Biblia, libremente interpretada por cada individuo.


1.- Esta regla de fe está condenada por la Biblia misma. Nuestro Señor Jesucristo predicó, pero no dejó nada escrito. No dijo a sus apóstoles: Id, escribid, vended Biblias por las calles; sino que les dijo: Id, enseñad a todas las naciones, predicad el Evangelio…el que creyere en mí se salvará, el que no creyere se condenará…quien a vosotros oye, a Mí oye…Luego la Biblia no es regla de fe establecida por Jesucristo; Él no manda leer la Biblia, sino escuchar a los apóstoles.


Los apóstoles predicaron: por medio de la predicación propagaron la fe en el mundo. Sólo más tarde, algunos de ellos escribieron los libros del Nuevo Testamento. La Iglesia existió mucho antes que los Evangelios. ¿Cuál era entonces la regla de fe de los primeros cristianos?...Por lo demás, la Biblia no puede ser una regla de fe absoluta, porque los libros que la componen no son un catecismo de enseñanza religiosa, clara y completa. Los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, son narraciones presentadas a los fieles para su edificación, las epístolas apostólicas son fragmentos sueltos, respuestas a cuestiones particulares. Jamás pretendieron dar los apóstoles en esos fragmentos escritos un código de enseñanza completo, una fórmula de fe. Fuera de eso, los escritores sagrados ponen en la misma categoría la enseñanza escrita y la enseñanza oral. Declaran que no han escrito más que una pequeña parte de las enseñanzas del Salvador, y demandan el mismo respeto para lo que enseñan de viva voz, que para lo que han consignado en sus escritos. Retened, dice San Pablo, la doctrina que habéis aprendido, ya sea de palabra, ya por nuestra carta (2Tesalonicenses 2, 15). Y a Timoteo: Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, confíalo a hombres fieles que sean aptos para enseñar a otros (2Timoteo 2, 2). Luego la Sagrada Escritura no contiene todo lo que hay que creer y practicar, puesto que los apóstoles nos ordenan conservar las tradiciones.


2.- La regla de fe de los protestantes es imposible. Antes de la invención de la imprenta, los manuscritos de la Biblia eran raros y costosos. Durante estos catorce siglos, la inmensa mayoría de los fieles fueron instruidos más por la predicación que por la Biblia. Si la Biblia es necesaria (absolutamente), estos cristianos no tuvieron regla de fe. Pues bien, la historia certifica que aquellos cristianos no valían ciertamente menos que los protestantes de ahora. Aún en nuestros días, la Biblia no puede ser la única regla de fe. Unos no saben leer; otros carecen de oportunidad para ello. Los ignorantes y los pobres no podrían salvarse, si la salvación estuviera vinculada a la lectura de la Biblia. Y tan lejos está de ser así, que Jesucristo dio, como señal de su misión divina, precisamente la Evangelización de los pobres. Entre los protestantes, los hechos están en oposición con la teoría. Entre ellos, como entre nosotros, los niños reciben su instrucción religiosa en la familia, por conducto de los padres; en las escuelas, por los maestros; en los templos, por los pastores. Entre ellos, como entre nosotros, los niños, antes de saber leer, aprenden los primeros rudimentos de la doctrina cristiana, el símbolo de los Apóstoles y el Decálogo. Su creencia se funda en estas enseñanzas recibidas y no en la lectura de la Biblia. La mayoría de ellos creerá toda la vida lo que ha creído en su infancia… Además, ¿no tienen los protestantes ministros para explicar la Biblia en sus templos?. Luego, entre ellos, la Biblia NO es única regla de fe.


3.-El protestantismo no viene de Dios. Toda religión que no produce algún santo, que no es confirmada por algún milagro, no puede venir de Dios. El milagro es el sello, la firma que Dios imprime a su religión. Pues bien, el protestantismo, en casi cinco siglos que lleva de existencia, no ha podido producir un solo Santo ni puede presentar ningún milagro. Luego no viene de Dios. El protestantismo es obra de un engaño poco cristiano. Ved en ello una prueba manifiesta: “El protestantismo rechaza todo lo que es consolador, tierno y afectuoso en la religión; la adorable presencia de Cristo en el sacramento de Su amor, el tribunal de la misericordia y el perdón (sacramento de la Penitencia), la devoción a la Santísima Virgen María, esta dulce Madre del Salvador que Él nos dio por Madre en el momento supremo de Su muerte, la invocación de los santos, nuestros hermanos mayores, nuestros amigos, que ya se hallan en la patria, donde nos llaman y nos esperan, la oración solidaria por nuestros fieles difuntos, etc.” (Mon. De Ségur) Por esto mismo, los protestantes que conocen y aman a Dios se hacen católicos.


OBJECIÓN.-Los protestantes dicen: Nosotros no queremos como regla de fe más que la Palabra de Dios, la Biblia, toda la Biblia, nada más que la Biblia.


RESPUESTA: 1.-¿Cómo sabéis vosotros que la Biblia es Palabra de Dios? Os desafiamos a que lo demostréis sin recurrir a la autoridad de la Iglesia Católica de 2000 años. Es indudable que demostraréis, como pueden hacer igualmente los católicos, que los libros de ambos Testamentos son auténticos y verídicos, pero, ¿Cómo probáis que son divinos, escritos por inspiración divina?. No lo podéis hacer sin recurrir a la autoridad de la Iglesia. San Agustín tenía razón cuando decía: Yo no creería en el Evangelio, si la autoridad de la Iglesia no me moviera a ello.


2.-Admitamos que la Biblia sea Palabra de Dios; y, ¿Cómo probaréis que la traducción de los Libros Sagrados es fiel y está libre de errores? El original de la Biblia está escrito en dos lenguas: en griego y en hebreo. Se han hecho diversas traducciones, ¿Cuál será la verdadera? ¿Quién os asegura que vuestra Biblia está bien traducida y reproduce fielmente la Palabra de Dios? Un proverbio dice: “Los traductores son generalmente traidores” (traduttore, tradittore). Vosotros no podéis pues, saber si vuestra Biblia está bien traducida, sin una autoridad infalible, concepto que combatís completamente. Hacéis mal en echar en cara a los católicos que crean en la palabra de los sacerdotes enviados por Dios para enseñar, cuando vosotros creéis en la palabra de un traductor sin mandato, sin misión, cuando vosotros recibís su palabra humana como palabra divina.


3.-Aunque concediéramos que vuestra Biblia está fielmente traducida, ¿Cómo probaréis que acertáis a interpretar el sentido verdadero de las Escrituras? Tenedlo presente: una falsa interpretación de la palabra sagrada hace del Evangelio de Cristo el Evangelio del hombre. La Biblia es oscura en muchas partes; la inteligencia humana está sujeta a error y, de hecho, frecuentemente se equivoca. Así, para no citar más que un ejemplo, las palabras de Cristo: “Este ES mi Cuerpo”, Lutero las entiende como el cuerpo de Jesucristo verdadero, y Calvino no ve en ellas más que una figura. ¿Cuál de los dos ha dado con el verdadero sentido de la palabra divina…? ¡Misterio! No se puede estar cierto de poseer el verdadero sentido de la Biblia sin la decisión de un juez infalible. Si ese juez falta, tendréis siempre tantas creencias cuantas interpretaciones individuales, y nunca estaréis seguros de comprender la Palabra de Dios.


4.- Me diréis, finalmente: Estamos iluminados por la luz interior del Espíritu Santo. Problema para vosotros es que no basta afirmarlo, hay que probarlo. Si el Espíritu Santo os inspira, ¿Por qué entendéis las palabras de la Biblia los unos en un sentido y los otros en otro? ¿Puede contradecirse el Espíritu Santo? Es un Espíritu Santo un tanto raro el vuestro… Vosotros echáis en cara a los católicos que crean en la infalibilidad de un Papa, y a la vez, os transformáis en otros tantos papas infalibles para interpretar la Palabra de Dios….no, no está permitido a todo mundo interpretar la Biblia, porque dice San Pablo: “A unos les ha sido dado ser apóstoles, a otros ser profetas, a otros ser evangelistas, a otros el ser pastores y doctores” (Efesios 4, 11). Se debe preguntar el sentido de la Biblia a aquellos que tienen la misión de enseñar: “Los labios del sacerdote serán los depositarios de la ciencia, y su palabra dará el conocimiento de la ley” (Malaquías 2, 7)


5.-Vosotros tenéis el afán de aceptar la Biblia, toda la Biblia, etc., pluguiese a Dios que así fuera, pues entonces seriáis católicos. La Biblia enseña que Jesucristo estableció una Iglesia, y que en esa Iglesia ha constituido una autoridad doctrinal infalible a la que debemos obedecer: “Id, dice Jesucristo, enseñad a todas las naciones, predicad el Evangelio…el que creyere en mí se salvará, el que no creyere se condenará…quien a vosotros oye, a Mí oye…” Luego aquel que no obedece a los apóstoles y sus sucesores debe ser considerado como gentil y publicano.


CONCLUSIÓN.- Ojalá tuvieran presente nuestros hermanos caídos en extravío que sus antepasados eran católicos y que, haciéndose católicos ahora, no cambiarían de religión, no harían más que volver al seno de la Iglesia, de la que un día, desgraciadamente, desertaron sus padres.


Extraído del libro La Religión Demostrada, de P. Hillaire












1 comentario:

  1. los idiotas católicos hijos de babilonia copiaron lo mismo de su madre la ramera de roma cristo no constituyo ninguna iglesia católica ya que la iglesia católica fue una mezcla de roma con la religión pagana farisaica y por lo tanto no es de dios
    no es raro ver curas pederastas católicos santeristas que predicante dela brujería y el satanismo por ota parte dios se apiado de su verdaderos hijos que queria n saber de el asi cumpliendose lo que dice en Apocalipsis 12

    1Y UNA grande señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
    2Y estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por parir.
    3Y fué vista otra señal en el cielo: y he aquí un grande dragón bermejo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.
    4Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir, á fin de devorar á su hijo cuando hubiese parido.
    5Y ella parió un hijo varón, el cual había de regir todas las gentes con vara de hierro: y su hijo fué arrebatado para Dios y á su trono. 6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días.
    fue asi como dios creo la religion protestante siendo peresguida y asesinada por los supuestos cristianos catolicos genocidas del ayer matando sus propia familia por querer saber la verdad de dios solo gracia
    solo cristo
    solo escritura
    solo fe
    para asi formar un nuevo mover de cristo en el mundo

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